Primera profesión religiosa de Esteban, Javier y Gastón

Tres novicios emitieron sus primeros votos religiosos bajo el lema: «Permanezcan unidos a mí como yo lo estoy a ustedes» (Jn. 15.4)

Como cada año, la Fiesta de San Juan Bosco se convierte en ocasión para que los salesianos expresen por primera vez o renueven la opción de dedicarse a Dios y a su Reino desde la consagración religiosa. El 31 de enero de 2023, Esteban Picco, Javier Martínez y Gastón Cáceres Giotta fueron admitidos como miembros de la Sociedad de San Francisco de Sales.

La Eucaristía fue presidida por el P. Carlos Romero, vicario inspectorial, en representación del P. Inspector Horacio Barbieri, a quien le tocó acompañar la apertura de la Inspectoría Laura Vicuña FMA – ARG. El P. Carlos agradeció el acompañamiento de los presentes y recibió a los neoprofesos con alegría. 

«Permanezcan unidos a mí como yo lo estoy a ustedes»

Este es el lema elegido por los nuevos salesianos para su primera profesión. Las palabras del celebrante lo explicaban de este modo: «La mejor definición que podemos dar de Dios es AMOR. Y ojalá que cuando lo digamos, podamos hacer experiencia en nuestro corazón de esa realidad».

El sabernos amados se traduce en la felicidad real y duradera, que solo se alcanza de mano del mismo Dios, explicaba el P. Romero. «Él quiere que seamos felices, como todo papá y toda mamá. En la vida, en lo quye hacemos, en las opciones que vamos tomando. Una clave para hacer experiencia del amor de Dios y del llamado a la felicidad, es buscar permanecer en Él como el sarmiento en la vid».

Acto seguido, dirigió algunas palabras particularmente para cada uno de los jóvenes, animándoles a buscar constantemente la alegría, en cada paso.

 

Terminada la homilía, llegó el momento central: la consagración. «Nuestra vida, entregada a Dios por el bien de los jóvenes al estilo de Don Bosco, en comunidad, como hermanos, eso es lo que nos identifica como religiosos», enfatizó el vicario inspectorial minutos antes de que Esteban, Javier y Gastón expresaran su decisión de vivir según este modo.

Con corazón libre, responsable y generoso y pidiendo la gracia de Dios y la intercesión de María Auxiliadora, los jóvenes dijeron «sí quiero» a vivir unidos más íntimamente a Cristo desde el carisma salesiano.