[vc_row][vc_column][vc_column_text]
Los que corrimos, saltamos, cantamos y mateamos en sus patios; os que soñamos como él, por los jóvenes; los que queremos hacer un oratorio en cada lugar que visitamos. Todos juntos, invitados a festejar el Día del Exalumno Salesiano.
[/vc_column_text][vc_column_text]
Fuente: Por los jóvenes
[/vc_column_text][vc_column_text]
Carlos Gastini fue el impulsor de la tradicional Fiesta del Exalumno, cada 24 de junio. Don Bosco le había dicho: “Tú, Gastini, serás el juglar de los salesianos hasta los setenta años» y él se encargaba de recordarlo constantemente. Su amor y lealtad por la obra salesiana perduró hasta el último día de su vida.
Según las crónicas, Carlitos Gastini -junto a los demás «antiguos muchachos del oratorio» convirtió la fiesta a Don Bosco en una tradición que hoy sigue vigente. El festejo consistía en declamaciones y cantos, testimonios y anécdotas en honor a Don Bosco, además de una comida o un brindis con un momento de oración. El fin era dar gracias por la vida y la entrega de «papá Juan» (Bosco).
Gastini había dicho en una ocasión: “Nosotros somos todos de Don Bosco. Aquí no hay nada nuestro, todo es suyo”.( MB XIII, 133)
Dos siglos después, la familia de los exalumnos se extiende por todo el planeta, pero las raíces continúan firmes. Cuando nos encontramos, sentimos esa corriente eléctrica que nos hace sintonizar de inmediato por manejar los mismos códigos. Cada uno de nosotros tiene experiencias personales cargadas de memorias y acontecimientos, de rostros de salesianos, de compañeros/as y de educadores significativos, de ocurrencias y anécdotas como alumnos/as y oratorianos/as.
Subyace una cuestión común: el encuentro con el patio salesiano transformó nuestras vidas. Nos encanta la experiencia educativa que vivimos y quisiéramos que muchos también la experimenten: llevamos a hijos/as, amigos/as y parejas a conocer esos lugares que fueron tan significativos en nuestra trayectoria vital. Es nuestra forma de mostrar el afecto y el agradecimiento.
Ya no estamos en la Casa salesiana pero nos quedamos con Don Bosco, porque él se quedó en nosotros para siempre.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]