Las experiencias formativas dieron un giro de 180°. El Trotamundos de la zona NEA fue una de las primeras propuestas que modificaron su logística para encontrar a los jóvenes más allá de las limitaciones de la pandemia.

Los jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS) zona NEA se encontraron presencial y virtualmente para vivir el Trotamundos, una de las propuestas formativas inspectoriales de iniciación en la animación salesiana.

Si bien se trata habitualmente de una experiencia local, esta vez el equipo organizador incluyó a jóvenes de toda la zona y se armó un único material para trabajar los talleres en cada MJS.

En total participaron más de 250 jóvenes de entre 15 y 20 años de las casas salesianas de Chaco, Misiones, Corrientes y Formosa.

El Trotamundos inició el día 8 de enero y finalizó el 10, adoptando diferentes modalidades según los permisos y restricciones dispuestos por cada gobierno local. En Chaco, por ejemplo, los MJS de Fontana y Resistencia pudieron realizar la experiencia en conjunto, en el campito de Ñu Porá, compartiendo las actividades al aire libre. Pablo Moreno, animador de Resistencia, lo contaba así:

«Enero para la familia salesiana y especialmente para el MJS significa encuentros, campamentos, viajes, experiencias que te pueden cambiar la vida y fogones para celebrar a nuestro papá Don Bosco en familia de patio. Pero luego del año que pasamos, la esperanza de poder tener alguna actividad en enero parecía perdida. Es por eso que poder realizar esta experiencia del TROTAMUNDOS entre Fontana y Resistencia fue un sueño. Durante tres días pude ver a más de 40 jóvenes de distintas casas y grupos jugando, compartiendo, conociéndose, cada uno con su mate pero en un mismo disfrutar fraterno. Se necesitaba y mucho que vuelvan los encuentros. Me voy del Trotamundos movido por la esperanza, queriendo «hacer nuevas todas las cosas».

«Lo que a mí me dejó el trotamundos fue la alegría y la esperanza de volver a estar juntos.»
Guadalupe Sánchez – participante del MJS Curuzú

En Corrientes, el MJS de Curuzú Cuatiá congregó a unos 20 jóvenes en el colegio de las Hijas de María Auxiliadora, mientras que los de la capital (Domingo y Laura, Pío XI y María Auxiliadora) superaron las 100 personas, contando el equipo organizador y los talleristas.

Posadas reunió a 15 jóvenes de su MJS para esta experiencia.

«Me gustó compartir esos tres días con todos los animmadores de los grupos. Me llevo mucha alegría, mucha paz y una de las cosas que aprendí es que nunca estamos solos y que Dios quiere hacer nuevas todas las cosas.»

Lucas Salvatierra – participante del MJS Curuzú

 

El material confeccionado por el equipo zonal se distribuyó entre pequeñas patrullas locales que se repartieron los bloques temáticos para transmitirlos a los participantes.

 

Los bloques del encuentro fueron:

1)  La alegría del reencuentro
2) Nos mueve la esperanza

3) Queremos hacer nuevas todas las cosas

«Tenía bastante miedo porque era la primera vez que hacía un taller. Me tocó un equipo re lindo que me acompañó y apoyó; a los chicos les gustó, se acercaron después a decirme que les sirvió y eso fue lo que más me llenó».
Sofía López – Tallerista del MJS Posadas

Formosa vivió la experiencia de una manera diferente: aunque todo el equipo se estaba preparando para un encuentro presencial, en esa provincia se decretó fase 1 del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio tres días antes de iniciar el Trotamundos. Entonces todo el equipo debió repensar y decidir sobre las posibilidades para llevar a cabo la experiencia formativa.

Claudia Baez, exploradora y miembro del equipo organizador, asegura que «lo que llevo al éxito (del Trotamundos) fue el gran amor a Don Bosco, la vocación de Servicio de cada uno de los de los que estuvieron de la organización, el reinventarnos y las ganas de aprender de los animadores». Reconoce asimismo que no fue tarea fácil.

«Tuvimos que buscar una alternativa y trabajar muchas horas en los 3 días previos para que los chicos pudieran motivarse, pero fue una experiencia satisfactoria. Nos brindó la posibilidad de que participaran jóvenes que no se encontraban en Formosa capital, que son del interior de la provincia e incluso otros que por cuestiones laborales estaban fuera, e igualmente han podido participar. 

Sin duda alguna el desafío fue grande y sumamente agotador, pero nos dejó una hermosa enseñanza: debemos adaptarnos a las circunstancias que nos tocan vivir y a afrontarlas con mucha alegría».

Esto es solo un pequeño fragmento de una experiencia fraterna, de encuentro y de compartir; donde se volvió a respirar el patio salesiano.

La esperanza es lo que nos anima a cuidarnos para volver a encontrarnos, la que nos hace mirar hacia el futuro y sonreír, con la certeza de que juntos y con la gracia de Dios, haremos nuevas todas las cosas.

Este artículo fue escrito en colaboración con: Delia Plazazola, Flavia Frola, Rocío Romero, Juan Pablo Vallejos, Ana Karina González.
Gracias a: Pablo, Guadalupe, Lucas, Sofía, Claudia y cada uno de los participantes y talleristas de esta experiencia.