Las mentes grandes, hablan de ideas
las mentes medianas, hablan de eventos
las mentes pequeñas…, hablan de los demás
Como cada 4 años, en 2023 nos toca elegir entre todos (los mayores de 16 años) a la máxima autoridad de nuestro país. Como cada 4 años, un abanico de sensaciones invade a los argentinos: desde un fanatismo por un candidato o candidata puntual, a una apatía absoluta fruto de la desesperanza. En el medio, una enorme escala de grises.
Jon Elster, filósofo noruego abocado entre otros temas al sistema de “elección racional”, opina que los motivos que llevan a los miembros de un colectivo a debatir son “la razón, el interés y la pasión”. Es interesante pensar que, dependiendo de qué motivos llevan a los ciudadanos a discutir hoy sobre políticos y elecciones, es probable que irremediablemente las expectativas originales muten tarde o temprano en desilusión. Otra dificultad del debate puede ser las herramientas específicas con las que se cuente: como en cualquier disciplina, una escasa formación redundará en un pobre resultado.
Por eso debatir sobre política (mucho antes de debatir sobre políticos) lejos de ser una opción es un deber para nosotros, junto a nuestras y nuestros jóvenes. La potencia juvenil buscará y encontrará siempre canales para debatir, y qué mejor que nuestras aulas y patios para hacerlo. Pero cuidado: una ciudadanía activa y responsable no será nunca el fruto de una improvisación, si no de un consciente camino de formación ética y política.
Si la desesperanza es el resultado de una esperanza mal concebida, está en nuestras manos la construcción de una genuina y realista. ¡Hagamos nuevas todas las cosas!
Por Mariano Gálvez.
Representante Legal de la casa salesiana San José