El cuaderno n.43 (2021) del SEPSUR nos ayudaba a pensar el tema Juventudes y Sinodalidad. El mismo tiene de fondo motivador el Sínodo sobre Jóvenes, Fe y Discernimiento convocado por el Papa Francisco. A partir de dichos materiales quiero traer aquí algunas reflexiones que nos ayuden a seguir pensando la cuestión.
Estos documentos nos recuerdan que las juventudes son para nosotros lugar teológico por lo que estamos invitados a asumir sus miradas, sus necesidades y expectativas. Ello tiene como fundamento dos convicciones que nos recuerda el Papa Francisco, primero que los jóvenes “Son el presente, y lo están enriqueciendo con su aporte” (cf. CV 64) y segundo que esta opción es la reacción de una Iglesia “que se deja cuestionar e impulsar por la sensibilidad de los jóvenes” (CV 64). También da lugar a la pregunta ¿cómo comprender la evangelización de las juventudes en un contexto cultural diverso?
Este deseo de poner nuestra atención en las juventudes alimenta la certeza de que el trabajo pastoral debe ser asumido con y desde ellos y ellas. Desde una verdadera sinodalidad – un caminar con y estar juntos-. Implica ofrecer a las juventudes lugares propios de participación; dialogar con su mirada del mundo y de la fe; creer en ellos y ellas, y lograr una conexión vital con sus anhelos y escuchar profundamente sus necesidades.
También el Papa Francisco les dice a los jóvenes “sean protagonistas de este cambio, de la revolución de la caridad y del servicio” (cf. CV 174) lo que nos recuerda que el centro de nuestra pastoral es la participación activa de los jóvenes y el trabajo “con” ellos. Pues son “agentes de la pastoral juvenil” (CV 203) lo que nos invita a tomar conciencia – siguiendo el Concilio Vaticano II – de que la misión es comunitaria y circular, donde todos somos protagonistas.
De allí la importancia de dar lugar a que resuene la voz de las juventudes. Evitando que sus diversas formas de transitar la juventud sean para nosotros una amenaza sino una oportunidad para promover su verdadero protagonismo. Para ello es necesario valorar y confiar en la capacidad de los y las jóvenes, y asumir corresponsablemente el compromiso y la pasión por la vida en un camino conjunto de acompañamiento recíproco.
Marcos López SDB.