Del 1875 al presente

 En el marco de los 150 años de la llegada de los primeros salesianos a América y, en particular a Argentina, el entonces Rector Mayor P. Ángel Fernández Artime y el Delegado mundial de las Misiones P. Alfred Maravilla propusieron a los padres Inspectores argentinos y sus consejos organizar un Congreso Misionero Salesiano Americano para recoger el legado misionero, agradecer y relanzar la misión salesiana. Así, se decidió entonces formar una comisión integrada por las Inspectorías Salesianas del Sur “Ceferino Namuncurá” y del Norte “Artémides Zatti” y la Unisal de Bahía Blanca coordinados por el P. Francisco Chimento. Luego el proyecto tomará más “rostro latinoamericano” al implicar a la Universidad Politécnica Salesiana de Ecuador. En el camino de preparación de más de dos años surgían desafíos: ¿Qué nos pide hoy nuestra fe para volvernos a enviar y anunciar el Evangelio? ¿Cuáles son las interpelaciones que el Papa Francisco nos hace con respecto a la misión? ¿Desde dónde y cómo tener una mirada “crítica” del acontecimiento de los 150 años de la llegada de los salesianos a la Argentina?¿Cómo hacer para tener la mirada de la ciencia y a la vez la rica experiencia pastoral de los misioneros? ¿Cómo entrelazar pasado, presente y futuro?

 Lo cierto es que llegó el momento esperado y la realización del Congreso en los días del 19 al 22 de mayo de 2025 en la casa de ejercicio El Cenáculo-La Montonera, de la ciudad de Pilar, Buenos Aires. Alrededor de 80 personas, entre ellos misioneros salesianos que desarrollan su actividad en la Patagonia, profesores de las Universidades de Ecuador y Bahía Blanca, salesianos y salesianas de todo el país y de Uruguay, Brasil, Perú y Ecuador, quienes trabajan en Colegios, personas de ENDEPA, muchos jóvenes.

Cada mañana comenzábamos con la Eucaristía, luego una conferencia magistral y varias ponencias, compartir que se prolongaba en los recreos y comidas. Por la tarde retomábamos con las charlas y ponencias. Se trató de “corazonar”, en el decir de Patricio Guerrero Arias, hacer resonar cada conocimiento y experiencia, tanto en la asamblea general, como luego en pequeños grupos lo que llevó al “Pronunciamiento final”.

 Cosecha de algunos testimonios de quienes participaron

 “El Congreso Misionero Salesiano, un encuentro movilizador de fraternidad intercultural.  Las conferencias magistrales,  iluminadoras. Los testimonios misioneros reapasionantes. Celebramos  y agradecimos el pasado desde 1875 con la primera expedición misionera y todo el camino misionero en 150 años en toda América. Pedimos perdón por los errores cometidos y las heridas ocasionadas  en  el intento de inculturar el Evangelio. Y nos desafiamos en el presente y hacia el futuro desde el paradigma de ser  huésped que vivió el P. Bolla; algunos como misioneros «ad gentes» y todos como discípulos misioneros de Jesucristo donde está cada uno. A nivel personal, abierta, perceptiva a lo que el Espíritu Santo inspire, suscite para mi vida y para la de mi comunidad.” (Victoria Mónaco, Eugenio Bustos, Mendoza)

 “Un tiempo de Dios. De encuentros y reencuentros. Cargado de saberes y de sabiduría, que ayudan a continuar peregrinando en la esperanza como huéspedes de un mundo y de unos corazones que nos sido confiados para cuidarlos, acompañaros y crecer juntos” (P. Fernando Goicochea sdb)

 “Este Congreso misionero salesiano me resultó de mucha riqueza: el haber escuchado las ponencias que iluminan el andar misionero de la congregación desde 1875 y sobre todo en el mundo indígena y el planteo de los desafíos que todavía hoy siguen movilizándonos en la pastoral salesiana del continente. Una riqueza particular fue el compartir de varias experiencias que hoy se llevan adelante en los diferentes países. Los desafíos: seguir “tocando la carne de Jesús en la vida del pueblo pobre y del pueblo joven y a pelar al diálogo social, necesario para la vida de los pueblos” (P. Jorge Tournour sdb)

 “Participar de este Congreso me permitió conocer más sobre la llegada de los primeros misioneros salesianos y su trabajo en parte del continente. Encontrarme con personas que dedican su vida entera a la misión entre pueblos indígenas y nutrirme de sus experiencias. Reconocer que toda la iglesia está llamada a la misión, entendida como salida a las periferias existenciales, allí donde la vida está en peligro.” (Hno. Jesús Olarte sdb)

 “El congreso misionero fue un espacio de reflexión sobre la misión salesiana después de 150 años desde la primera expedición misionera y en particular de mi vocación misionera «ad gentes». Además, fue un buen momento para descubrir el perfil de los primeros misioneros enviados a América, especialmente a Argentina, que,  a pesar de los muchos desafíos los movió el servir a los demás. También fue una fuente de la que saqué nuevas energías para seguir siendo testigo de Cristo a aquellos a quienes he sido enviado”. (Joannes Maria Masumbuko sdb)

 Pronunciamiento final: “La misión nos entreteje en salida” – Ecos comunitarios

  1. El Espíritu ha soplado fuerte estos días y nos ha hecho preguntarnos juntos, como familia salesiana, cómo y dónde estamos llamados a vivir la misión hoy. En esta escucha compartida, fuimos reconociendo caminos que ya se recorren y horizontes que piden ser alcanzados. Una misión encarnada, plural, esperanzada. Sentimos con fuerza que misionar hoy no es repetir moldes, sino corazonar la vida, discernirla desde el encuentro, inculturando la fe y habitando los espacios con respeto, audacia y ternura. En este camino, la sinodalidad se vuelve estilo, no uniformidad, sino unidad en la diversidad. La interculturalidad no es un recurso que se aplica, sino un modo de vivir, una manera de estar y de dejarse transformar. Nos moviliza la persona de Jesús, su envío y sus gestos que tocan la carne herida del mundo como Buen Samaritano. Su propuesta de vida plena nos impulsa a soñar una sociedad más justa, desde el Evangelio encarnado y desde la espiritualidad de Don Bosco, que nos enseñó a mirar el rostro de los jóvenes y los pobres como lugar teológico.

 

  1. ¿Dónde misionar hoy? “Allí donde la vida reclama y la carne se toca”. Allí donde el Evangelio da vida y necesita renacer. Los patios de la misión son los márgenes: el mundo de las juventudes, los pueblos originarios, las nuevas vulnerabilidades generadas por la globalización, el mundo digital, la ecología, las adicciones, lo afectivo-sexual, la salud emocional, la justicia social. Queremos pasar del “todos, todos, todos” al “salir, salir, salir”. No quedarnos esperando, sino animarnos a cruzar fronteras, con actitud de huésped, con alegría y respeto, siendo presencia entre quienes tienen la vida amenazada. Y allí, curar, sanar, reconciliar, acompañar. La misión es resistencia esperanzada, es tejer puentes en tiempos donde se levantan muros.

 

  1. ¿Cómo lo hacemos? Algunas claves Formándonos permanentemente como misioneros y misioneras, en procesos que integren lo espiritual, lo humano y lo contextual. Escuchando y discerniendo en clave sinodal, compartiendo decisiones y caminos como familia carismática. Habitándonos como comunidad, animándonos incluso cuando no nos salga bien, incorporando el error como parte del camino. Incorporando la hospitalidad, la apertura al diálogo y el trabajo en red con otras organizaciones eclesiales y sociales. Comprometiéndonos con gestos concretos: estar con los pueblos originarios, impulsar redes misioneras compartidas, comprometer también a nuestras instituciones de educación superior a reflexionar y actuar ante el desafío misionero.

 

  1. Soñamos una misión audaz y fiel. No queremos quedarnos en las ideas. Sabemos que “la realidad es superior a la idea”, y por eso buscamos formas nuevas, creativas y encarnadas de decir el Evangelio. Soñamos con una familia salesiana que no tema salir, que se deje interpelar, que se forme y se transforme, y que camine con otros, tejiendo juntos una historia de salvación. Y en estos 150 años de presencia salesiana en América, queremos que cada gesto nuestro –cada encuentro, cada opción, cada decisión comunitaria– sea parte de una historia que sigue latiendo.

Por Juan Pablo Tobanelli ssb