El 13 y 14 de septiembre se desarrolló el Encuentro de obras en contextos vulnerables en las instalaciones de la Casa Inspectorial «Beato Artémides Zatti».

Referentes de distintas presencias salesianas del país se reunieron este jueves para formarse y compartir las prácticas concretas que realizan desde sus obras.

En este sentido, se abordó el Sistema Preventivo de Don Bosco desde una perspectiva que los mismos participantes calificaron como novedosa y esperanzadora. Y no faltaron los momentos fraternos de búsqueda y reflexión en torno a las vivencias propias. Por último, la Celebración Eucarística recordó a todos los presentes el motivo de toda acción realizada en favor de los más débiles.

 


«No pierdan el amor de Don Bosco por los jóvenes. Podemos modificar estructuras pero el amor a los pibes es inmutable».


 

Teniendo en cuenta nuestro ser Familia Salesiana, el Equipo Inspectorial de Pastoral Juvenil organizó este segundo Encuentro de obras en contextos vulnerables a partir de las resonancias y conclusiones que resultaron de la primera edición del evento, en el año 2017. Especial colaboración prestó la Oficina de Planificación y Desarrollo de nuestra Inspectoría, que acompaña a las obras a través de la puesta en marcha de proyectos educativos, ambientales, de género y pastorales, entre otros.

 

Durante la evaluación final, los 20 referentes tuvieron la oportunidad de expresar alguna valoración respecto de los dos días compartidos. Estas son algunas de las frases que se recogieron:

 


«Para mí, que soy nueva en esto y vengo por primera vez, fue muy productivo. Me sirvió mucho ver la experiencia de los demás para ponerme en sintonía y empezar a caminar juntos».


 

 


«Me gustó mucho. Sentí que hubo momentos muy fuertes de tocar la realidad de los chicos. No era algo frío sino algo que fue tratado desde las fibras más íntimas de cada uno (…) Conocer otras partes de la Obra (de Don Bosco) me anima a seguir creciendo, pensando en lo que podemos hacer y también valorar lo que tenemos en el oratorio».


 

 

 


«Venía con miedos e incertidumbres, pensé que no sabía nada. Y me enseñaron que a veces no es necesario saber tanto sino que vale más el tratar de acompañar, tener la voluntad de hacerlo. Es enriquecedor conocer la realidad del otro y saber que podemos hacer más«.


 

 


«Ese chico no es más ‘el chorro que se drogaba’. Es una persona. Con nombre, con apellido, con edad, con una historia. El desafío ahora es bajar esto a nuestras comunidades para que no quede en una carpetita con hojas».


 

 


«Gracias a los Salesianos, su corazón late como el de Jesús Buen Pastor. Y a la vez, como el de ese padre que se mete en la villa«.