Peter Nguyen Minh Duc es el testimonio misionero elegido por el Boletín Cagliero 11 en su edición de agosto para continuar el llamado a la vocación misionera salesiana.

 

Los vietnamitas tienen un proverbio «Thời gian vun vút như thoi đưa» (El tiempo vuela) para decir que el tiempo pasa rápidamente. Sí, el tiempo pasa sin esperar a nadie y no vuelve más. He pasado casi dos años en esta tierra de misión. Al principio, muchas cosas eran nuevas para mí, pero ya me estoy acostumbrando a la vida misionera en este hermoso país, Samoa.

 


 

Después de un vuelo desde Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, pasando por Hong Kong y Fiji, el 13 de noviembre de 2016, llegué a esta tierra. Desde arriba se puede ver que este hermoso lugar es un regalo de Dios: dos grandes islas rodeadas por el Océano Pacífico. Poco distantes entre sí: es fácil ver las olas que golpean los arrecifes de coral que rodean las islas, ofreciéndonos un hermoso espectáculo. Samoa tiene un área de 2,842 km2 (pequeño territorio), con una población de aproximadamente 200 mil habitantes. La agricultura y el turismo son los principales elementos de la economía del país. Los católicos son el 19% de la población.

 


Al principio, me impresionaron un poco algunas costumbres de aquí.


 

En primer lugar, en la comunidad, generalmente se pasa al menos 30 minutos antes de la cena para hablar y comentar lo que sucede durante el día. Por otra parte, cuando se visitan hogares, que generalmente son muy hospitalarios, y nos invitan a comer con su familia, antes de la comida, se les da a los invitados un recipiente con agua para lavarse las manos. Los invitados tienen el honor de sentarse en una mesa con los señores de la casa, mientras los niños comen en otra mesa. Durante la comida, siempre hay una persona que sirve y agita aire fresco para los invitados y los anfitriones. Después de la comida, de nuevo se ofrece agua a los invitados para lavarse las manos. Hay una gran variedad de platos de la comida típica del lugar, pero el plato principal es el «Talo».

Los Salesianos de Don Bosco tenemos en Samoa dos comunidades. Una se encuentra en la isla de Upolu, consta de seis hermanos que atienden una escuela profesional de unos 300 estudiantes y una parroquia con tres iglesias. La otra comunidad se encuentra en la isla Savaii, está compuesta de cuatro hermanos que atienden un colegio y un centro vocacional con unos 300 estudiantes y una parroquia con tres iglesias. Los primeros dos meses los pasé en Upolu y después me mandaron a la isla de Savaii donde estoy en este momento.

El año pasado enseñé principalmente informática a los alumnos de 9º grado, además de atender a los talleres de informática y animar la vitrina de la escuela. Estoy muy contento por la oportunidad de trabajar directamente con los estudiantes. Son muy buenos, educados y correctos con el profesor. Además están siempre disponibles y trabajan con gusto en todo lo que la escuela y la comunidad les ofrece.

Soy feliz en esta misión y deseo que tú también estés contento.

 

Peter Nguyen Minh Duc
Misionero vietnamita en Samoa