En un día para celebrar la santidad, qué bueno es poder descubrir en personas comunes, que cumplen con entusiasmo lo que toca a cada día, «santos de la puerta de al lado».

«Alégrense y regocíjense» (Mt 5,12), así comienza Gaudete Et Exultate, la exhortación apostólica del Papa Francisco sobre el llamado a la santidad en el mundo actual. La misma línea del Evangelio, es la que Don Bosco enseñó a Domingo Savio y hoy Francisco nos recuerda: la santidad encuentra sentido en la alegría cotidiana, en lo simple.

Así, la experiencia de Dios de muchas personas sencillas, sin grandes estudios o títulos importantes, se convierte en testimonio que motiva y alienta a otras. Lumen Gentium, un documento aprobado en 1964 tras el Concilio Vaticano II, dice: «fue voluntad de Dios el santificar y salvar (a las personas), no aisladamente, sin conexión alguna de unas con otras, sino constituyendo un pueblo, que le confesara en verdad y le sirviera santamente». Y es cierto que a lo largo de los años podemos identificar a muchísimos santos y santas que fueron amigos, compañeros, maestro y aprendiz, familiares o vecinos. La santidad se contagia y crea nuevos ambientes.

Hoy te invitamos a hacer verdadera «comunión de los santos» que están en el Cielo y en la Tierra. A rezar pidiendo la intercesión de San Juan Bosco, San Artémides Zatti, San Francisco de Sales, Santa María Mazzarello y los que te se pasen por la cabeza. No te olvides de tu abuela, de tu profe, del kiosquero, tus sobrinos, amistades… y toda esa gente que con su vida te canta: ¡la santidad es también para vos!

Luciana Caprini