Fue la primera instancia de encuentro de 2022. Los participantes valoraron y agradecieron la posibilidad de reflexionar juntos sobre la vida religiosa y el trabajo con laicos y jóvenes.

Los directores de las comunidades religiosas salesianas se reunieron en la Casa Inspectorial en Córdoba del 26 al 28 de abril. Durante esos días compartieron distintos momentos de trabajo, reflexión y vida comunitaria, una posibilidad que se había visto restringida durante el tiempo de aislamiento social, por lo que fue muy valorada.

La primera mañana presentó dos preguntas guía: «¿Dónde estás?» y «¿dónde está tu hermano?» invitaron a los consagrados a pensar acerca de sus comunidades locales. Por la tarde, la propuesta programática del Rector Mayor tras el Capítulo General 28 sentó las bases para trabajar en torno al próximo Capítulo Inspectorial.

El segundo día comenzó con un momento formativo animado por el Hno. Fernando Kun, claretiano, «que nos ayudó a discernir sobre la vivencia de los Consejos Evangélicos», contó el Hno. César Arribillaga, sdb. Pasado el mediodía, las personas que trabajan en las delegaciones y sectores inspectoriales expusieron los proyectos y actividades previstas para el año.

Finalmente, el último día inició con una presentación sobre algunos aspectos inherentes a la vida religiosa, a cargo del P. Horacio Barbieri sdb, Inspector de Argentina Norte. Los consagrados compartieron sus reflexiones en un clima de libertad, respeto y profundidad. La jornada ceró con una Eucaristía de acción de gracias «por todo lo vivido y pidiendo al Señor que nos siga dando las fuerzas en el trabajo pastoral junto a los jóvenes y laicos de nuestras obras», según expresó el hermano César.

El  P. Carlos Romero sdb, Vicario inspectorial, remarcó la importancia de comprender que estos espacios son, fundamentalmente, de encuentro fraterno. A partir de las evaluaciones posteriores, expresó: «Fue una experiencia muy linda y muy valorada, sobre todo por los momentos de compartir, de reflexionar juntos temas de actualidad que nos atraviesan y hacen a la vida religiosa, comunitaria y fraterna. Todos agradecieron el poder compartir espacios formativos, comidas, charlas de pasillo, oraciones, la Eucaristía. Nos sentimos en casa y pudimos compartir con los laicos y laicas que trabajan en los diferentes sectores».

Además, destacó: «Nos hacen mucho bien estos encuentros presenciales, vernos las caras y escucharnos».