El sol se iba poniendo mientras jóvenes del MJS, familias, amigos, ingresaban y tomaban asiento en el templo María Auxiliadora de la casa salesiana de Funes. Matías Oviedo de San Rafael, Mendoza y Mariano Morales de la ciudad de Mendoza esperaban ansiosos el inicio de la celebración; es que ese miércoles 31 de enero realizaron sus primeros votos religiosos: obediencia, pobreza y castidad, empezando a formar parte de la Congregación Salesiana de Don Bosco. La celebración, que presidió el P. Inspector Gabriel Romero y concelebrada por distintos sacerdotes salesianos, era motivo también de celebración por los 130 años de la partida celestial de Juan Bosco, y despedida de la casa de formación religiosa de Funes que se traslada a Fontana, Chaco.
En una celebración emotiva acompañada de la presencia de sus familiares y amigos, Matías y Mariano profesaron, ambos como clérigos, su opción por seguir la misión de Cristo al estilo de Don Bosco. Es el fruto de un camino que comenzó en el Aspirantado de Funes en el año 2015, y que los llevó al Noviciado en el 2017 donde compartieron experiencia con José Rojas de Paraguay quien el 30 de Enero profesó.
“Me siento super agradecido por tanto que me fue dando Dios en la vida salesiana- cuenta Mariano – Estas semanas uno pasaba por el corazón a tanta gente, experiencias, lugares tan significativos en los primeros pasitos que se fueron dando y siempre caigo en la cuenta de que Dios estuvo siempre ahí, que fue tomando el rostro de ese ‘amigo’ que me toma de la mano, me acompaña a todos lados y que me quiere, me acepta y me comprende como soy, eso es lo que consagro”
El lema que eligieron para esta ocasión es el pasaje de Juan: «Señor ¿a quién iremos? Solo Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6, 68).
Matías nos comparte “Sentí a lo largo de la ceremonia como el Señor se iba manifestando a través de los rostros de los que estaban acompañando y de los corazones que estábamos haciendo presentes ahí. Viví un momento único e inigualable. Y en esa búsqueda de la voluntad, del seguimiento de Dios, este paso que dimos fue un regalazo que nos da el Señor, y un testimonio en nuestras vidas. Es un sí a seguir profundizando en el seguir a Cristo especialmente en los pibes que más sufren y necesitan”.
Ambos concluyen: “Les pedimos humildemente que nos puedan acompañar en el rezo para que podamos ser sostenidos por mama María en esta hermosa vocación”.
Por Gastón Ibañez