El Rector Mayor de los Salesianos nos propone para este 2022, junto a San Francisco de Sales y Don Bosco, «hacer todo por amor, nada por la fuerza». ¿Qué significa esto en nuestras rutinas?

Por la Espiritualidad Juvenil Salesiana (EJS) conocimos la «espiritualidad de lo cotidiano» que consiste, nada más y nada menos, que en «hacer bien lo que tenemos que hacer». Una canción lo define perfectamente:

«El juego y el estudio, el canto y la oración. Lo de todos los días vivido con amor. Allí, Dios nos espera, nos quiere acompañar para que de esas cosas hagamos santidad».

Entonces, la fórmula de la santidad se simplifica: hacer lo que hay que hacer, con amor y dejándonos acompañar por Dios. Fácil, ¿no?

Bueno, podemos comenzar pensando que a veces nos faltan ganas para levantarnos de la cama, que nos cansamos de las reuniones virtuales, que no queremos caminar o que ya basta de hacer todos los días lo mismo. Todas frases que pueden pasar por nuestra cabeza cada día, cada dos días o semana de por medio. Y más de una vez nos habremos preguntado ¿por qué hago lo que hago? ¿qué sentido tiene? ¿qué quiero lograr con esto?

Y si la respuesta -nuestra propia respuesta- no nos convence, nos desanimamos rápidamente.

Las «cosas de Dios» y las «cosas del mundo»

El rector mayor, P. Ángel Fernández Artime, dice en la presentación del lema para este 2022, que la propuesta más revolucionaria de San Francisco de Sales probablemente sea (en palabras del Papa emérito Benedicto XVI): «ser completamente de Dios, viviendo en plenitud la presencia en el mundo.» 

Y es que Francisco invitaba a incorporar «la verdadera piedad», o sea, el gusto por «las cosas de Dios» en «las cosas temporales o del mundo». Ya no corresponde a una virtud reservada para el ámbito eclesial, sino que alcanza a todas las personas y a todas las vocaciones. Así toman fuerza las diferentes opciones de vida laica o secular como camino de santidad. Algo de esto podemos encontrar en la encíclica del Papa Francisco «Gaudete et Exsultate: sobre el llamado a la santidad en el mundo actual.»

Santificar lo cotidiano

La única fuerza que puede hacer de una rutina algo extraordinario es el amor. Detrás de estas palabras que suenan lindo y además contienen sabiduría, hay una verdad comprobable. Dios mismo se encarna en nuestras vidas en formato .amor para dar impulso e inspirar nuestras acciones. Porque no es lo mismo cocinar para tus hijos, estudiar para un examen o llegar al patio un sábado con 36° de manera obligada que hacer todo eso porque es una elección que alegra y da sentido a tu opción de vida.

Luciana Caprini