Nuestras escuelas salesianas de Argentina Norte retomaron las clases presenciales durante la primera semana de marzo. Un acontecimiento que llena de expectativas a chicos y grandes.

Los niños extrañaban el cole… y los grandes también. El regreso a las aulas, con protocolos, con distanciamiento, con restricciones y sin abrazos, no es quizás el panorama soñado, pero sin dudas el reencuentro encendió luces de esperanza.

El esfuerzo es la virtud más notable, tanto en estudiantes como docentes. Los primeros, para recibir las nuevas normas y acatarse a ellas con respeto, para renunciar al abrazo de los amigos o a las carreritas en los recreos. Los más grandes se dejan llevar por la vocación y dedican horas a planificar, preparar y repetir la clase para grupos diferentes. No han bajado los brazos desde que tuvieron que cambiar de rol y aprender sobre herramientas digitales y lecciones por videollamada.

En los bolsos se cargaron los útiles, los sueños, las frustraciones, los problemas de casa, la ilusión de volver a verse, los proyectos a futuro y todas las emociones acumuladas en un año de aislamiento. Y una vez más, volver a esos patios que congregan ha alivianado la carga, generando sonrisas que no quedan detrás de los barbijos, sino que saltan por los ojos y vuelven a llenar el espacio de la escuela-casa.

Así vivieron los docentes de nuestra inspectoría esos primeros días de clases:

Colaboración con: Equipo de Comunicación Salesianos Tucumán – Don Bosco Corrientes