La Cincuentena Pascual es un tiempo litúrgico inundado por la alegría y la esperanza que nos da la Resurrección de Jesús. De manera especial lo celebramos como nuestro Buen Pastor resucitado cada 4º domingo de Pascua. Por este motivo, como Iglesia reflexionamos sobre su figura y las actitudes que caracterizan su estilo de pastoreo. En Él confiamos y a él le pedimos que siempre haya en la Iglesia diversas y complementarias maneras de pastorear, anunciar el Evangelio y cuidar la vida. Es así como al mirar la figura del Buen Pastor también rogamos «al dueño de los sembrados que envía trabajadores para la cosecha» (Lc 10,2). La Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones tiene este sentido: contemplar el misterio del llamado de Dios a cada uno y ayudar a reconocerlo para poder responder con generosidad.
En el mensaje que este año el Papa Francisco nos envió para la Jornada nº 61 de Oración por las Vocaciones nos invita a sentirnos «llamados a sembrar la esperanza y construir la paz». Caminando hacia el Año Jubilar 2025 nos propone la imagen del peregrino: vamos caminando impulsados por la esperanza de la Vida nueva que nos ofrece el Señor Resucitado. Se trata de un caminar fecundo que se concretiza en relaciones basadas en la fraternidad, la justicia y la paz. El Papa invita a «encarnar la belleza del Evangelio en los diversos estados de vida», reconociendo en nuestro interior la llamada de Dios. Con una escucha atenta a su voz podremos encontrar nuestro lugar en el mundo y allí desplegar nuestras cualidades al servicio de los demás. De esta manera se nutre el deseo de ser felices que todos llevamos en nuestro interior.
La imagen que acompaña esta Jornada de Oración 2024 es la del peregrino, es decir, alguien que está en camino. Para asumir la vida como peregrinos el Papa sugiere algunos puntos importantes: es necesario conocer la meta hacia la cual caminamos; a su vez, es importante concentrarse en la etapa presente; también es imprescindible estar ligeros y llevar lo esencial; perseverar en la lucha contra el cansancio, el miedo, la incertidumbre; y, por último, la actitud de volver a empezar cada día recuperando el entusiasmo. Todos somos peregrinos en un viaje interior que nos conduce a descubrir el amor de Dios y a conocernos más a nosotros mismos. Peregrinar no es vagar sin rumbo ni cansarse sin sentido: es tender hacia un futuro mejor que nos abre la Resurrección de Jesús. Esa esperanza nos pone en movimiento y nos compromete a construirlo siendo artífices de fraternidad, justicia y paz.
El carisma salesiano ofrece valores característicos que expresan y traducen de manera siempre actual esta misión: el ambiente de familia, una casa abierta, espíritu de fe y relaciones genuinas y amables (amorevolezza). Este fuerte aspecto relacional y comunitario de nuestro carisma nos recuerda, como dice el Papa en su mensaje, que «no somos islas encerradas en sí mismas, sino que somos parte del todo». Por eso nos invita a escucharnos mutuamente y caminar juntos. En esta línea, la Animación Vocacional de Argentina Norte ofrece todos los años algunas experiencias de encuentro para jóvenes que sienten esta llamada de Dios en su interior e intentan responder.
Vengan y Vean . . .
Cuando Jesús se encuentra con sus discípulos, en primera instancia, Él no da rodeos. Su pregunta es concreta: ¿qué buscan? ¿qué quieren? Nosotros, como ellos, también somos interpelados. Por eso buscamos, nos preguntamos por nuestra felicidad, nos hace ruido que otros sean felices con un estilo de vida que no entendemos, o teniendo actitudes muy diferentes a lo nos vendieron como: “felicidad”.
La inspectoría ARN tiene un itinerario formativo/reflexivo sobre el proyecto de vida personal y compartido con Dios. La animación es llevada adelante por el un equipo SDB que propone actividades y encuentros que ofrecen a los jóvenes, herramientas que les permitan asumir la pregunta y emprender la marcha en aquella búsqueda de un camino que permita la realización personal.
El seguimiento a Cristo no siempre surge como una meta o un anhelo claro, muchas veces se encuentra oculto, entre misteriosas intuiciones que invitan a curiosear. Es por eso menesteroso laburar el propio camino de vida: dibujar, escribir, pintar, narrar, aquellos mojones, señales, peligros, lugares de descanso que hemos encontrado a lo largo de nuestro caminar por este mundo. Además, en la convivencia con otros, escuchándonos podemos encontrar preguntas similares, que ya han sido respondidas o que responderemos juntos. Si estamos atentos, Dios se muestra sencillo entre personas y sucesos de nuestra historia. Y allí es donde Él habla.
Tal vez, aquella esperanza de la que habla el Papa Francisco en su carta, sea algo similar a lo que todos nosotros, jóvenes, acompañantes, educadores soñamos: una esperanza fundada en el sueño de Don Bosco, donde todos los jóvenes encuentren un patio, familia y proyecto, en el que puedan ser feliz. Mientras compartíamos con fraternidad aquellos días en Ñu Porá (lugar donde realizamos el primer encuentro del itinerario) soñábamos con volver a los patios a hacerle la vida un poquito más linda a otros y otras. Quizás el horizonte se empieza a vislumbrar en estos sentimientos.
Equipo de Animación Vocacional ARN