La escuela agrotécnica salesiana Ambrosio Olmos se encuentra a veinticinco kilómetros de la localidad de Río Cuarto. Debe su nombre a quien fuera gobernador de la provincia de Córdoba a fines del siglo XIX, cuya viuda donó a los salesianos en la década del cincuenta una parte de los terrenos deesta “estancia modelo” —por los adelantos técnicos presentes en su época y la calidad de sus construcciones—, con el propósito de crear una escuela de formación agropecuaria para los chicos de la zona.

Hoy esta obra salesiana alberga a más de doscientos alumnos que transitan el nivel medio y se especializan en los conocimientos de la producción agropecuaria. La mayoría vive en la escuela durante la semana, mientras que otros, incluyendo a las alumnas mujeres, van y vienen cada día desde sus casas. Muchos continúan luego sus estudios en las universidades provinciales, mientras que otros se suman a los emprendimientos familiares o regionales.

Junto a sus docentes y a los empleados de la escuela, chicos y chicas toman parte en todas las etapas de los procesos productivos de la escuela, que dan lugar productos muy reconocidos por su calidad: principalmente queso, dulce de leche y miel.

De lunes a viernes, más de doscientos alumnos hacen de la escuela verdaderamente su propia casa, ya que allí no sólo trabajan y estudian, sino que también duermen y reciben todas las comidas, acompañados por docentes, educadores y salesianos que los acompañan en cada momento del día.

Los alumnos de los primeros años tienen entre sus distintas prácticas el mantenimiento de la huerta, que provee de verduras de hoja, frutas y hortalizas para el consumo interno de la escuela.
El queso es uno de los productos más reconocidos de la escuela. Sus distintas variedades —por salut, cuartirolo, pategrás, holanda, sardo, pepato, reggianito— son elaboradas íntegramente a partir de leche proveniente del tambo propio. Los alumnos participan de todas las etapas de producción, desde que se le da forma a la masa hasta el fraccionamiento para la comercialización.

Chicos y chicas aprenden todo el ciclo productivo de los cerdos, desde el parto hasta el engorde, realizando las intervenciones sanitarias correspondientes para mantener la buena salud de los animales.

A eso de las cinco de la tarde, cuando termina la jornada escolar, empieza el tiempo del deporte en las distintas canchas. Educadores y salesianos comparten con los chicos este momento de acompañamiento.

Las “buenas tardes” del viernes son un momento muy esperado:todos los alumnos se preparan para emprender la vuelta y para pasar el fin de semana con sus familias. Algunos viven en la ciudad de Río Cuarto, otros en localidades cercanas, pero están quienes se trasladan hasta doscientos kilómetros de distancia para volver a sus hogares.

Fuente: www.boletinsalesiano.com.ar