En este tiempo de reflexión, penitencia y conversión la Cuaresma nos invita a prepararnos para el misterio pascual y, en este año en particular, a poner en el centro de atención la virtud de la misericordia. En palabras del Papa Francisco “la Misericordia cambia todo, cambia el mundo y lo hace menos frío y más justo”.Y en este camino de cambios y reflexión lo invitamos a escribir al Hno. César Arribillaga, flamante Ecónomo Inspectorial, que nos cuenta como está viviendo este nuevo servicio.

Hermanos y amigos de Don Bosco en Argentina Norte
Agradezco la posibilidad de poder transmitirles por este medio y en clima de familia, algunas convicciones personales, que trato de vivir y que nos pueden ayudar a reflexionar en este tiempo.
Como varios saben he asumido un nuevo servicio dentro de la misión, que como Consagrados Salesianos tenemos, con la certeza de que Dios y mis hermanos me van a saber acompañar, y lo hago con una actitud de fuerte compromiso con las obras y las personas que las animan.
Desde muy chico fui aprendiendo en el ambiente familiar del campo, en el interior de la provincia de Córdoba que es donde nací, una fuerte experiencia de trabajo, constancia y sacrificio, valores que he visto en muchos salesianos y que me animaron a decir SI a Dios en este camino de consagración a los jóvenes.
Y en este sentido creo que es muy lindo experimentar con alegría y fomentar con paciencia, el clima de familia que tanto nos inculcó Don Bosco. Ese ambiente que nos hace más humanos y conscientes de nuestras limitaciones, pero al mismo tiempo en donde aprendemos a desarrollar todas las potencialidades que Dios nos ha dado. Es en la comunidad donde Dios nos llama a ser humildes instrumentos de su amor y a crear con fraternidad los vínculos que nos hacen madurar como personas.
Es por esto que el dejarse ayudar y acompañar, es signo de estar disponibles para los demás, el saber renunciar con la seguridad de haber elegido un camino de servicio que da sentido a nuestra vida, siendo agradecidos por el lugar en el que Dios nos ha puesto en este mundo, pudiendo dar nuestro aporte con sencillez y generosidad.
Don Bosco nos llama a ser realistas y optimistas, a que las dificultades deben afrontarse con pasión y valentía, no solos, que es un riesgo grande, sino en comunidad. Que todas nuestras energías estén orientadas a favorecer estos espacios de comunión en la que todos podemos aportar con lo que somos, pensando siempre en hacer el bien con un corazón abierto a la misericordia.
Sabemos que todo lo que tenemos y lo que somos ha de estar al servicio de los jóvenes. Que nuestra Madre la Auxiliadora, de la que podemos imitar su amor a los más débiles, nos ayude a crecer cada día en fraternidad, honestidad y coherencia de vida.
Unidos en la oración y hasta encontrarnos en cualquier cruce del camino.Hno. César Arribillaga sdb.