Córdoba. El 21 de agosto, la Madre Superiora Yvonne Reungoat, en el contexto de la visita a las Hijas de María Auxiliadora en Argentina, estuvo en el Noviciado de Alta Gracia donde se encontró con los jóvenes en formación y la Familia Salesiana.

En este contexto pudimos conversar con la Hna. Angela Gonzalvez, quien nos contó un poco más sobre la Madre Ivonne y  qué mensaje dejó plasmado en el corazón de la hermanas de la congregación.

¿Qué es lo que más le impactó de la Madre Yvonne?

Lo que más me impactó de su persona, fue su sencillez, su alegría, su profundidad, su cercanía, la importancia que le dá al encuentro con cada persona, ella está en cuerpo y alma cuando dialoga con uno, su interés por cada persona. Lo positiva que es antes las dificultades y problemas. Es una Maín entre nosotras.

Recibirla como peregrina de “alegría y esperanza”, ¿fueron valores que ella propuso para la visita o los propuso la inspectoría?

No lo tengo muy claro, pero creo que a partir de una circular que la Madre escribe este año  a todo el instituto, ella expresaba a partir de la  Encíclica, del Papa Francisco, «Laudato si”, que el Espíritu Santo está presente y espera que pongamos nuevas semillas de fecundidad, seguras de que con el compromiso de todas algo puede cambiar. Adentrémonos, por tanto, con esperanza y alegría, en este camino en el que encontramos una feliz sintonía con las líneas que surgieron en GC XXIII.
De ahí el lema de ser peregrinas de la Alegría y la Esperanza, que propone la inspectoría para vivir este tiempo de gracia, y vivir nuestra consagración.

¿Cómo vio a sus otras hermanas en general ante la presencia, la palabra de Madre Yvonne?

Creo que todas coincidimos, estamos felices por su presencia entre nosotras, (yo mucho más que vino a mi casa a compartir con mi comunidad)
La sentimos como el paso de Dios entre nosotras, que nos trae un mensaje desafiante para seguir caminando en esta apasionante aventura de amar a Jesús y a los jóvenes.

¿Ha dejado planteado desafíos concretos para la comunidad inspectorial? ¿Puede contarnos algo de eso?

La madre nos acompañó en la programación para este nuevo sexenio, y nos hablaba muy fraternalmente, entre las muchas cosas que nos decía y que me quedo más fuerte, es esto de trabajar juntos, como familia salesiana, vivir el encuentro como signo de resignificación que nos transforma. La reestructuración son las relaciones, El carisma salesiano es relación. El espíritu de relación en espíritu de familia.
Potenciar poner los colores hoy, en lo que Don Bosco y Madre Mazzarello nos confiaron.
Ser mujeres apasionadas, sentir desde lo más profundo de nosotras la pasión por los jóvenes.

¿Hay alguna expresión o gesto en particular de ella que le haya impresionado más o que le quedó especialmente grabado?

Su alegría, su maternidad, su profundidad, su ser mujer consagrada feliz enamorada de Jesús y de la vida.