¿Hay algo que siempre hayas querido? ¿Recordás las charlas de cuando eras pequeñita, pequeñito? ¿Cuál es tu mayor sueño?

Cuando Juanito Bosco contó el sueño que había tenido, donde un señor y una señora de blanco resplandeciente convertían lobos en corderos, todos los que vivían con él lo interpretaron de una manera diferente. Su hermano le dijo que seguramente él iba ser líder de una banda de delincuentes, su madre, que quizás fuera sacerdote. Y su abuela, que a los sueños no hay que darles importancia.

Don Bosco logró entender este sueño pocos años antes de morir, pero sin dudas que esas figuras, ese recuerdo, lo acompañó y motivó en muchas de sus decisiones, a la hora de decidir el rumbo de su vida y de la congregación. Así fue como un niño campesino de 9 años revolucionó la forma de entender la fe para mucha, mucha gente. Y digo mucha por cada uno de los alumnos que pasaron por sus colegios, los jóvenes que vivieron en sus oratorios, los adultos que se formaron y trabajaron en sus obras, los animadores que se sumaron temporalmente a un grupo y los que lo eligieron como estilo de vida, como vocación. 

 

 

Todos y cada uno de nosotros sigue construyendo ese sueño común, que lleva casi 200 años de existencia. En este largo período, también fuimos construyendo sueños personales, particulares, de a dos, de a tres o en grupo. 

 

Somos hijos de un soñador. De tal palo, tal astilla. Somos soñadores. Optimistas, siempre alegres. Creemos en los gestos, los detalles, la palabra al oído, la educación del joven por el joven, el buen ejemplo, las sanas costumbres, el patio, el encuentro, el juego y el canto como formas de oración. La oración como nexo con el que primero nos soñó, nos pensó, nos creó. Un Dios que es todo amor, que se nos regala en cada niño, cada niña que necesita la experiencia de sentirse amado para crecer y multiplicar el amor. 

 

 

Esto es lo que descubrieron decenas de chicos y chicas que participaron en la Experiencia Soñador 2020 en las zonas Centro, Cuyo y NEA. A continuación, compartimos algunos testimonios.

 


«Gracias al soñador pude fortalecer mi fe, adquiriendo nuevas herramientas para poder compartir en los oratorios y grupos de la comunidad en la que participo. Es lindo poder vivir estas formaciones ya que nos motivan a seguir adelante a pesar de las dificultades que se presenten en nuestras tareas en la comunidad, aprender mas sobre Don Bosco y poder hacer una bajada a mi realidad me permitió fortalecer muchos aspectos para mi vida cotidiana y lograr ser animador en mi día a día.»

Fede – realizó la experiencia por primera vez en el NEA


 

 


«(…) Arranqué con muchos miedos, pensando en qué tipo de grupo me iba a tocar, en si podría ser un buen acompañante, y gracias a Dios, me tocó un grupito maravilloso, conformado por tres animadores, cuatro animadoras y un salesiano. Uno más loco que el otro. Me divirtieron demasiado. Se acoplaron a mis bromas y yo a las suyas. Se animaron a compartir y a vivir la experiencia. Me brindaron la posibilidad de pasarles ese fueguito que me quedaba, y lo avivaron como una llama recién encendida.
Les agradezco siempre a estos muchachos y muchachas que debía acompañar y al final me acompañaron a mí, en un camino que Dios preparó para que tenga la gracia de volver a vivirlo.»

Flecha – acompañó como Calosso en el Soñador de Cuyo


 


«Soy nueva en la familia salesiana y quería ser parte de alguna experiencia para poder entender y acércame más. Me llevo del soñador muchísimos aprendizajes: principalmente me llevo las ganas de seguir adelante, ser salesiano 24/7. A veces me ponía mal al toque cuando las cosas no me salían como quería o como pensaba y luego cuando fui aprendiendo sobre la vida de Don Dosco dije: ‘todos tuvimos un camino de rosas y con sus espinas’… La Virgen fue su maestra y eso me quedó re marcado, sin dudas el Soñador fue una experiencia que me dio mucha confianza. (…) Me ayudó a superar muchísimas cosas (…) y a animarme.»

Mery – participó por primera vez en el Soñador Centro


 

 


«Para mí fue una experiencia nueva, nunca antes viví algo así. (…) Me gustó que se hayan tratado problemáticas que atraviesan a la sociedad, creo que es desde ahí de donde se puede lograr cambios, entender que son cosas que están pasando y que tenemos que encargarnos sin importar los diferentes pensamientos que otro puede llegar a tener. Unirnos para ayudar a los que más lo necesitan. (…) Me fui con mucho conocimiento, sintiéndome parte y más salesiano que nunca!!»

Axel – participó por primera vez de la experiencia en Zona Cuyo


 

Por: Luciana Caprini
Colaboraron:
Pablo Ajalla SDB - Marcelo Aguilera - Yeyé Ginger
Mariano Morales SDB - Nicolás Urquiza