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Jóvenes animadores de la catequesis Domingo Savio en Salta explican cómo entienden esta vocación al servicio amoroso.

 

La catequesis Domingo Savio de Salta funciona hace muchos años en el Colegio Ángel Zerda de la misma ciudad. El grupo de catequistas se ha ido modificando, pero el acompañamiento a los niños y la promoción de la fe siguen impulsando a los jóvenes de hoy que se enorgullecen de llamarse «cates».

Durante la «semana del catequista» se han preguntado en qué consiste esta palabra y han abierto el juego para que todos puedan responder a través de las redes sociales.

Entre las respuestas se incluyen: «un servicio a la comunidad», «un puente entre los chicos y Jesús», «tener el corazón al servicio de los niños» y «seguir conociendo a Dios junto a ellos».

 

Tres jóvenes animadores acercan su respuesta en la siguiente reflexión:

El ser catequista, no simplemente se trata de llegar cada sábado al colegio, entrar a un aula con el grupo y darles un tema que deben “aprender” para recibir un sacramento. Ser catequista es mucho más que eso, es algo tan complejo que muchas veces puede llegar a ser difícil de explicar. En pocas y resumidas palabras, ser catequista es juntarse a preparar un encuentro, con dinámicas, juegos, signos; dejar la vida y el alma en cada uno de ellos, porque todo se hace por y para los niños que Dios nos encomienda.

Ser catequista es, saber cuidar, proteger y acompañar a cada joven y cada niño o niña, como lo hizo Don Bosco, saber acogerlos en su fragilidad, poder ayudarlos a sanar heridas, mostrarles que nada es tan malo como parece y que hay un Dios que los ama con amor infinito. Es prestarles un hombro para llorar y unos brazos para cobijar.

Ser Catequista es abrazar la vida de esos niños y niñas como viene, es saber decir la palabra justa en el momento justo. Es acompañarlos en su proceso de conocer y descubrir a Dios como ese Papá Bueno que entrego su vida por nosotros, y de reconocer a María como Madre y buscar imitar su ejemplo. Es saber buscar la santidad con alegría y tratar de conducir a cada “Catequizado” a la misma santidad que Don Bosco y el Papa Francisco nos proponen:

Ser Santos Jóvenes, Santos de hoy, Santos alegres, Santos de jeans y zapatillas.

 

 

Ser catequista es acompañar y dejarse acompañar, desde lo cotidiano, con los niños, niñas y adolescentes que compartimos patio y la vida que crece ahí, siempre mirando y dejándonos abrazar por Dios.

También es una escuela de vida, un aprendizaje constante con los chicos y las chicas, partiendo de su realidad para conocer a Dios desde ellos y ellas.

Además, es una vocación que siempre lleva a pensar y ocuparse de las y los excluidos y de darle voz a quienes son personas amadas por Dios, aunque a veces -y aún dentro de nuestra familia de Iglesia- les neguemos la palabra o las hagamos sufrir con el juicio y la indiferencia.

Ser catequista es encontrar y disfrutar de la presencia de Dios en los otros y las otras.

 

Cuando nos preguntaron qué es ser catequista pensamos en nosotros, aquellos principiantes catequistas del pasado… y tal vez en el pasado hubiéramos respondido que ser catequista «es enseñarles a los niños» y nada más. Pero ahora, después de haber transitando varios años en Catequesis, podemos decir que va más allá de enseñar a niños o adolescentes.

Ser catequista es acompañar, es estar, es ser ejemplo mismo de Jesús. Se trata de transmitir a todos su mensaje, su amor y acercarlos un poco más a Dios. Es mirar el rostro de Jesús en cada niño, niña o adolescente. Es jugar, bailar o simplemente charlar en el patio durante el recreo o en el mismo encuentro. Es desvelarse preparando encuentros, convivencias o retiros para darles lo mejor a cada uno/a. Es organizar y preparar los decorativos para las comuniones o las confirmaciones. Es llorar en cada comunión o confirmación al ver como reciben a Jesús o reafirman su fe en Él.

Ser Catequista es una vocación, un servicio y un llamado que nos invita a decirle sí a Jesús y a su Palabra.

 

Nicolás Martínez, Lourdes Márquez y Facundo Wierna
Catequesis “Domingo Savio”- Salta

 

¡Feliz día, catequistas!

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