El voluntariado es experiencia de sentirse en casa, aunque estés en otro lado. Las preguntas de los chicos, la vida compartida con otros animadores y el acompañamiento de los salesianos, hicieron de la Semana Oratoriana de Fontana un tiempo de familia para Gabriel.


 

 

Después de un tiempo pensando la idea, este año me animé a participar en un voluntariado de verano. Por esas cuestiones indescifrables de la vida, o de Dios, depende de cómo se mire, llegué a la Semana Oratoriana Salesiana de Fontana – Chaco (SOS en adelante). Un poco más de un día entero de viaje me separaban de destino, las ganas de llegar ya se habían vuelto una necesidad.

Mucho no conocía lo que me esperaba y eso aumentaba mi ansiedad.

Chaco me recibió con una temperatura en aumento después de una lluvia intensa, ya me habían hablado del calor y la humedad agobiante que debería aguantar durante esos días aunque yo era bastante incrédulo…

 

 

Este año la SOS se llevó a cabo desde el 23 al 31 de Enero y participaron cerca de 200 animadores. De esos tantos, apenas 10 eramos voluntarios que llegábamos de Mendoza, Santa Fe, Funes, Resistencia, Corrientes y San Juan. Cada uno con sus propias experiencias y personalidades que hicieron de la convivencia un verdadero estar en familia, donde las charlas, comidas, bailes y oraciones eran la oportunidad perfecta para encontrar(nos) a Dios en el otro

La Semana comenzó con dos días de formación entre los animadores. Ahí empecé a tomar conciencia de todo lo que movía la SOS. Recuerdo que llegamos al lugar donde se iban a llevar a cabo las actividades y al ver tanta gente saltando, cantando y haciendo pogo, pensé:

«Ah, con que no eramos nosotros 10 nada más».

 

Esos días de formación también sirvieron para empezar a hacer amistades y para entrar en calor para todo lo que se venía…

Algo que me llamó mucho la atención es la cantidad de Oratorios que funcionan en Fontana, una ciudad de un poco más de 30.000 habitantes. Siete en total, distribuidos por distintos barrios y capillas. Cada uno con su propia realidad, de animadores, de niños y de cómo trasmitir a Dios. Casi como si estuviéramos en Hogwarts y pasáramos por el sombrero seleccionador, a los voluntarios nos dividieron de dos en dos en 5 de los Oratorios.

 

 

El domingo comenzaba lo bueno, las tardes de Oratorio… Después de la bienvenida con los cantos aclamados por los chicos (La familia sapo, El piojo juancho, Mi granja y tantos otros hitazos) compartíamos con los pibes y las pibas a través de los juegos, talleres y charlas espontáneas sobre sus vidas y las nuestras.

 

¿De qué equipo sos?
¿De dónde venís?
¿Queda lejos eso?

 

Estas y otras preguntas eran buenas oportunidades para entrar en confianza y así involucrarnos en sus vidas…

 

 

La tarde terminaba con una pequeña reflexión para los chicos durante la merienda. A esa altura del día, el cocido con fritas y masitas era más que un deseo.

Luego los acompañábamos a sus casas y sonaba el: «Nos vemos mañana profe”, que escuché hasta el día anterior a pegar la vuelta a mi provincia, sabiendo que ese día no nos veríamos. Y es que es tanto el cariño y afecto que se genera entre animadores y los chicos, que vos ya empezás a formar parte de su vida y por siempre te estarán esperando…

 

Ojo, no todo terminaba ahí… Si te vas de voluntariado no podés andar medio flojo!

 

En las noches teníamos los llamados «Espacios alternativos». Momentos para encontrarnos y compartir con todos los animadores de la SOS y con Dios: Adoraciones, fiesta temática, jornada deportiva y hasta un creativo momento llamado constelaciones. En cualquiera de estas opciones podías encontrar tu lugar.

 

Fueron días de mucho compartir, de entrega y de enseñanzas. Había leído o escuchado por ahí que el voluntariado transforma, que uno se llena y deja tantas cosas que ya no mira la realidad desde afuera , sino que es parte de ella y se involucra… Por eso quiero invitarte a que hagas esta experiencia de moverte a un lado y poner a Dios y a tu prójimo en el centro, de todo lo que aprendí estos días eso lo llevaré siempre conmigo:

Servir a los demás con el amor que Dios nos tiene.

Y no, no es necesario hacer un voluntariado o irte lejos para experimentarlo, empezar en casa o en tu comunidad es un buen inicio, el tiempo es ahora, lo aprovechemos…

 

Muchas gracias Comunidad Salesiana de Fontana por recibirnos y hacernos sentir en casa, y en especial a mi Oratorio San Juan Bosco por transformarme. Me habían hablado de las temperaturas altas que iba a tener que aguantar, pero lo más cálido que encontré fue el amor y entrega de la gente de esa hermosa ciudad.

 

Gabi Rosales, animador en San Juan.