El salesiano P. Lazar Arasu es el testimonio misionero elegido por el Boletín Cagliero 11 en su edición de julio para alentar a los jóvenes que sienten el llamado de la Iglesia en salida propuesta por el Papa Francisco, Iglesia que necesita una fe fresca y jovial para la auténtica animación misionera.

 

Mi sueño de infancia era ser sacerdote. Con sólo 11 años tuve la suerte de encontrarme con los salesianos, cuando entré en el al aspirantado/escuela apostólica.

La vida de los misioneros salesianos como el P. Castelli y el Padre Egidio Sola en la provincia de Madrás me cautivó y quería ser como ellos. En el noviciado y el postnoviciado fui miembro activo del Grupo Misionero y continué buscando mi preocupación misionera.

Finalmente, tuve la oportunidad de ir a Tanzania para el tirocinio (la práctica apostólica). Tenía 21 años.

 

 


Si dijera que tengo dificultades como misionero, estaría quejándome.


 

Absolutamente no puedo quejarme de mi vocación misionera. Pero sí hay dificultades y desafíos que han sido oportunidades para aprender y profundizar mi vocación misionera.

Los desafíos estaban allí en abundancia y me hicieron mejor misionero: vivir con otros misioneros de otras culturas y países, idiomas, etc. Supongo que también yo creé muchos «desafíos» para mis hermanos misioneros.

Yo creo que la oración, la vida comunitaria y el entusiasmo por nuestra vocación nos ayudan a superar todo obstáculo.

Mi mayor alegría es poder ver el fruto de mi trabajo, de mi pequeño esfuerzo misionero. Como educador y administrador de la escuela durante 20 años, he visto a mis alumnos progresar en la vida. Los veo como sacerdotes, religiosos, doctores, artesanos, funcionarios, etc.

También es mi alegría ver que algunas comunidades cristianas que dejé en etapas incipientes se han convertido en grandes misiones. También me siento feliz cuando la gente me acepta como uno de ellos. Ahora mi trabajo entre los refugiados en el norte de Uganda ha dado un nuevo impulso a mi vocación.

Ser misionero salesiano es una vocación dentro de otra vocación. Ser parte de un gran ejército de evangelizadores de los jóvenes, que lleva a Jesús a muchas personas al estilo de Don Bosco.

 

Lo más importante de un misionero salesiano es ‘estar orgulloso de ser salesiano feliz y entusiasta.

Te invito a ser valiente, abierto a nuevas experiencias sin ningún temor o duda’.

 

 

P. Lazar Arasu SDB

Misionero en Uganda, de la provincia de Madras-Chennai, India desde 1990.