[vc_row][vc_column][vc_column_text]En el día de la Independecia de nuestra Patria, te invitamos a meditar unas palabras sobre las libertades que hoy tenemos… y las que nos faltan.

 

 

Nuestros días transcurren entre publicaciones y redes…

 

¿Libres o esclavos?

 

 

Comienzo a escribir siendo consciente que cada palabra elegida, es fruto de un acto de libertad. En este artículo quedan afuera más de 88.000 palabras, hago uso de la oportunidad que Dios me da y me lanzo a escribir-te.

Lo que voy a expresar es una parte del Todo, porque si de Dios se trata, debo asumir que Él es inabarcable misterio, que nunca alcanzaremos a comprender. A Dios no lo podemos encerrar en un artículo, ni mucho menos retener, puesto que Dios -en su naturaleza- es un ser libre, y como nosotros somos hechos a imagen y semejanza,  también lo somos. Pero cómo decirte una palabra que tenga como síntesis una afirmación tan compleja: “DIOS NOS CREÓ LIBRES”. Sin intentar querer acabar la cuestión, balbuceo una respuesta:

 

 

Según el catecismo de la Iglesia, podemos afirmar que la libertad es una oportunidad que Dios da a los hombres para que elijamos el Bien, optar por el bien es optar por Él. Por esto, el origen de la libertad es Dios, y como consecuencia el hombre también es un ser libre.

Actualmente el hombre es un sujeto sujetado. Podríamos decir que al hombre lo han “jaqueado”, abducido, porque pareciera ser que hemos sido creados para convivir con pantallas y no con hermanos. Hoy vale más aquello que muestro que aquello que soy realmente. Transcurrimos la era del exhibicionismo, porque convenientemente pasamos horas y horas seleccionando, editando que mostrar al mundo.

Vivimos la vida para mostrarla, y no para vivirla en plenitud.

 

500 millones de historias de Instagram se suben diariamente en todo el mundo. El mundo vive detrás de una pantalla…

En muchos de nuestros ambientes se vive tras una “falsa libertad”. Esto es fácil de constatar, tan solo tomate tres segundos y googleá cualquier diario, o entrá en algún perfil de cualquier red social y podrás descubrir como todo lo que se dice está condicionados por la opinión de un “Otro”, que ni siquiera conozco, pero aun así afirmo lo que dice, le creo y lo reproduzco.

Vamos proclamando que somos seres libres, revolucionarios, independientes, pero detrás de los caracteres, se esconde un “alguien que teme abrazar la libertad”… Y para agravar aún más la situación, instalar una red social, es comenzar a formar parte de una gran maquinaria generadora de grietas. Porque las redes sociales hipnotizan a las masas, haciéndolas creer que son “autónomas” en su pensar, pero las condenan a ser esclavas en el obrar, nos hacemos dependientes del click que consideramos “gratuito”. Veamos un dato: los ingresos de Instagram para el 2020 girarán en torno a 22.000 millones de dólares estadounidenses…Sacá tus conclusiones...

 

Debido a la pandemia se nos exige estar conectados, quizás hoy más que nunca vendimos nuestra libertad, hemos sido subordinados por los medios tecnológicos. Nos encontramos en un punto de la historia en donde tenemos que elegir entre ser esclavos, o ser libres…

¿Cómo me doy cuenta que estoy perdiendo la libertad que Dios me regala?

Algunos posibles indicadores pueden ser: me vuelvo ansioso, no puedo vivir el ahora, vivo híper conectado y encadenado a la pantalla, me fanatizo por los post de mis amigos, soy violento en mis publicaciones, extremista en mi modo de interactuar. 

Una posible alternativa, es problematizar cuánto tiempo invertimos frente a una pantalla trabajando, estudiando, y cuánto pasamos leyendo un libro, tomando un mate mirando el cielo, o disfrutando del silencio. 

Otro posible camino para tanto fanatismo tecnológico podría ser, hacernos consientes que Dios nos hizo libres, y que ninguna situación, ni mucho menos una red virtual puede hacernos esclavos.

En la creación fuimos dotados con la capacidad de elegir entre lo bueno y lo malo.

Con esto no estoy demonizando a los medios digitales, pero deseo expresar una invitación a estar atentos, porque aquello puede convertirse en una “careta” ante el mundo.

En nuestro interior se encuentra el llamado a la libertad, pero ésta, tenemos que entenderla no como la capacidad de hacer lo que yo quiera, porque si lo que yo quiero es algo que mantiene mi corazón esclavizado no podemos hablar de una verdadera libertad.

La libertad cristiana es y será elegir la vida. Esto implica asumir cierta coherencia y poner en práctica el discernimiento cada vez que decido compartir algo. Navegar en las aguas del internet es una tarea que exige responsabilidad, porque los contenidos que comparto o genero tienen que apuntar a hacernos más hermanos. Una de las grandes falacias de la globalización es hacernos creer que somos una gran comunidad, pero cada uno vive en su propia isla, por más que tenga 1.000 amigos.

 

 

Si Jesús pudo elegir la vida es porque antes fue íntimo con su Padre, y desde ahí fue a predicar con palabras y con obras el Reino de Dios. Nadie puede negar las ventajas de los medios tecnológicos. Nadie puede negar que en estos tiempos nos acercaron y nos ayudaron, pero no podemos negar que nos han invadido, hemos abierto las puertas de nuestras casas y hemos hipotecado nuestra libertad volviéndonos más dependientes y más esclavos.

La tecnología nos hace vivir la vida desde afuera, y si la vivimos así no podremos encontramos con un Dios que clama desde adentro, y nos dice:

Sos mi hijo amado, y te hice libre.

 

Mauricio Ariel Calgaro sdb

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