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Celebramos la vida de los santos, o sea, de aquellas personas que muestran a todos el rostro del Dios vivo. 

¿Quién es tu modelo de santidad?

Cada 1º de noviembre, la Iglesia honra a todos aquellos que viven ya en presencia de Dios. No solamente a los santos de las estampitas, no sólo a los «de altar». A todos los santos: Los de jean, gorra y zapatillas, los que juegan con barro, los que plantaron en otros el deseo de la santidad. Ya lo decía Don Bosco a sus jóvenes de Turín:

En el oratorio, la santidad consiste en estar siempre muy alegres.

Así, con el gozo que brota del Espíritu, con la esperanza de quien se siente amado, creado para la felicidad plena, los deberes cotidianos se transforman en pequeños escaloncitos para alcanzar el Cielo.

El aguinaldo propuesto por el Rector Mayor para este 2019 da cuenta de una realidad, de una vocación universal que es el fin último de la vida:

La santidad, también para vos

Por supuesto que todo se hace más fácil cuando tenemos ejemplos, modelos a seguir. Dice el Papa Francisco en Gaudete Et Exultate que estamos rodeados de ellos.

«Nadie se salva solo, como individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana.»

De ahí surge la expresión: «Los santos de la puerta de al lado» para asegurarnos y prometernos que la santidad está muy cerca, al alcance de cada persona, de cada joven.

Santos hoy

Risa contagiosa. Gonzalo junto a un nene del oratorio

Además de la cercanía espacial, la santidad también contempla una dimensión temporal actual. Sí, hoy, en el Siglo XXI. La vida de Gonzalo Acosta y de tantos otros (y otras) lo demuestra.

Gonzalo «Harry» Acosta es un animador salesiano, salteño, que hoy vive junto al Padre y en el corazón de cada uno de los que lo conocieron, compartieron con él o leyeron algo sobre su vida. Nació el 17 de agosto de 1992 y 23 años después, partió al oratorio del Cielo tras un accidente automovilístico ocurrido en la madrugada del 20 de abril de 2014, Domingo de Pascua.

Desde jardín de infantes, concurrió al Colegio Salesiano Ángel Zerda de la Ciudad de Salta. Y en diciembre de 2002 descubrió el oratorio, del que nunca más se iría. Un amigo cercano, Andrés Wierna, resume en un pequeño libro «algunos episodios para conocer a Gonzalo Máximo Acosta, animador salesiano». Entre ellos relata una tarde de lluvia en la que  «Harry», con 14 años, llegó empapado al colegio. Ante la pregunta de si lo habían retado en su casa, su respuesta fue:

«No… porque sabían que lo mismo iba a venir».

El oratorio. Gonzalo (de lentes), sus hermanos y sus amigos

De a poco se fue ganando su lugar en el patio. Como suele ocurrir con tantos pibes, cada vez pasaba más tiempo allí. Algunas veces iba por la mañana, otras por la tarde y otras, «hacía jornada completa». El peor castigo en su casa era «no ir al oratorio».

Decidido, vivaz, humilde y piadoso, «Harry» fue creciendo entre la familia de su casa y la familia del oratorio. Para todos era «Chispa», que encendía con su sonrisa y sus chistes malos a quien se cruzaba en su camino. Muchas son las anécdotas que surgen de oír su nombre.

Comunidad Salesiana de Alta Gracia 2013.


«Siempre activo, siempre optimista, pensando en los chicos, súper entregado, siempre sonrisa y buscando siempre la voluntad de Dios, humilde, en silencio».

Así lo define Lucas Carrizo, posnovicio salteño. Y agrega:

«Una santidad muy al alcance de los pibes. Como muchos chicos, que son tan santos como él, que no nos damos cuenta».

 


Tras algunos años de discernimiento vocacional, ingresó por un tiempo al aspirantado salesiano. A su regreso, aunque se integraba perfectamente al oratorio (ya que vía messenger se las ingeniaba para saber siempre cómo andaban los chicos), confiaba en que estaba «en buenas manos». Estaba convencido de ponerse al servicio de algo nuevo. Su mirada se había profundizado hacia la marginalidad y la pobreza, y en su corazón latían con fuerza las ganas de dar impulso a un nuevo grupo juvenil para visitar el Centro de Atención de Menores en conflicto con la Ley Penal Juvenil y acompañar a los chicos en su proceso de reinserción social.

Este fue su legado. Así nació el grupo Chispa, pionero en la Pastoral Penitenciaria Juvenil salteña. El nombre se decidió tras la muerte de Gonzalo, como una forma de homenaje, de tener presente el testimonio de su vida entregada a los demás.

Porque en esto consiste la santidad, en dejar una luz que haga encender la llama en otros hasta que, como dice una canción «seamos muchos los que tengamos la luz encendida».

 

 

¿Quién es tu modelo de santidad, tu Chispa?

Luciana Caprini
Colaboraciones: Carlos Llorens - Lucas Carrizo - Julián Arroyo 
                Andrés Norberto Wierna - Boletín Salesiano de Argentina