Guada y Agus se salieron del molde para ir en busca de una nueva experiencia. El voluntariado los llevó a vivir un Verano en Actividad en Río Tercero, Córdoba.

 

 

Somos Agustín Lobos y Guadalupe Cejas. Pertenecemos a la comunidad del Oratorio Don Bosco en Santiago del Estero.

Después de pensar un largo tiempo, nos decidimos a realizar la experiencia del voluntariado de verano en otra comunidad, siendo así los primeros animadores de nuestra obra en hacerlo. Siempre fuimos los que recibíamos a los demás en nuestra casa, pero esta vez nos tocaba ser recibidos en otra; en un lugar del que no conocíamos nada. Íbamos sin ninguna expectativa pero con el corazón preparado para todo lo que se venía.

 

Por cosas de la vida/ de Dios mismo, una semana antes tuvimos que cambiar de destino y hoy estamos agradecidos por habernos puesto en ese lugar y con esas personas tan hermosas que conocimos. Que el Cefe de Rio III haya sido el primer patio, que a su vez por primera vez abría sus puertas a voluntarios de otras provincias, donde desde el día uno nos hicieron sentir en casa.

 

 

Junto a nosotros se adentraban a esta experiencia nueva 6 voluntarios más: Gi, de Salta; Ivo, de Córdoba capital; Pachá y Pri, de Tucumán; Agus y Mati, de Río Cuarto.

Nos acompañaron: la asesora laica de la casa, Ale Jaime, el Coordinador de los voluntarios Santi G. y las coordinadoras del MJS, Cande B. y Cande O. Con todas estas personas se vivió un verdadero clima de familia desde el primer momento; gente maravillosa que llenaba la casa de luz, amor y risas interminables.

 

 

La propuesta de la de la casa se basaba diferentes momentos en el día.

Los lunes, miércoles y viernes por la mañana, realizábamos misión en magnasco, un momento para conocer y compartir con los niños/as del barrio y sus familias. La plaza se llenaba de malabaristas y artistas pequeños.

Los martes y jueves por la mañana teníamos formación con los voluntarios, un tiempo para conocernos más y encontrar(nos) con Dios.

Por la noche, estaban los llamados NEA (Noche en actividad), momentos pensados para todos los animadores donde se podía compartir juegos, deportes y mates, siempre acompañados de buena música.

De lunes a viernes por la siesta estaba el VEA (verano en actividad).

 

El lema de este año fue: La santidad es caminar juntos, basado en el aguinaldo 2019. Se realizaba en dos lugares de manera simultánea: el Cefe y la plaza «Parque Monte Grande». Se llenaba de changuitos/as de entre 4 y 13 años. Comenzábamos cada tarde con la típica y característica ronda salesiana, seguida de muchos juegos, la merienda y una obra de teatro con mensajes pensados para los niños/as.

 

También teníamos «días especiales»: visita de los bomberos, fiesta de disfraces, día de premiaciones y la gran murga del 31 por la Av. Domingo Savio, para celebrar así todos juntos el día de nuestro querido papá San Juan Bosco.

En medio de tanto lío, era increíble hacer un parate en algún momento del día y ver a tantos/as locos/as tirando para un mismo lado, darte cuenta que así como nosotros, en otros lados había más jóvenes viviendo el mismo sueño que perdura desde hace más de 200 años.

 

Grandes animadores encontramos en ese hermoso patio. Sobre todo, grandes personas con unos corazones enormes que dan todo de sí mismos para esos pibes/as que tanto los necesitan. Pasamos días increíbles donde Dios se hizo presente en cada momento, tanto fue lo vivido que no nos queríamos ir, aunque a la vez teníamos muchas ganas de compartir con nuestra comunidad todo lo que habíamos vivido en esos 15 días.

 

Después de tantos días, aún resuenan en nuestros corazones tantos nombres y momentos compartidos que atesoraremos en lo más profundo de nuestras almas.

Nuestro consejo para todos aquellos animadores que sienten el deseo de realizar un voluntariado -y por qué no a aquellas que aún no que se animen a vivir esta experiencia única y tan maravillosa- es:

 

Animate a salir al encuentro con Dios,

a afrontar otras realidades,

a salir de tu zona de confort,

siguiendo y viviendo siempre

el carisma salesiano.

 

 

 

Estamos eternamente agradecidos con cada persona que nos recibió, nos acompañó y nos hicieron parte de ellos, parte del VEA 2020.

 

Agustín Lobos y Guadalupe Cejas,
animadores en Santiago del Estero.