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Estudiantes de la Facultad de Enología Don Bosco en Mendoza donaron el vino elaborado para las prácticas productivas a Cáritas. La recaudación obtenida se destinará a la ayuda solidaria.
La fiesta de la vendimia estaba marcada en el calendario, como todos los años, pero esta vez por un motivo diferente: el día siguiente, ese domingo, era el elegido para la cosecha en el Valle de Uco.
“Fuimos todos los compañeros, incluyendo profesores y el mismo director, a cosechar. Fue por la mañana y el trabajo fue pesadito, cuidando la viña, cuidando la uva”, cuenta Valentina. Para Silvina, “el viaje de una hora y media no fue eterno, se disfrutó”.
Ambas son alumnas de segundo año de la Tecnicatura en Enología de la Facultad Don Bosco, situada en Rodeo del Medio, Mendoza, y participaron activamente en todo el proceso.
“Lo vivimos con mucha esperanza, con muchas ganas, ya que es el proyecto más importante de la carrera. Lo hicimos con mucho esfuerzo, planificamos y diseñamos el vino, luego cuando encontramos las uvas tuvimos que ir, retirar muestras, traerlas al laboratorio, analizarlas para ver el tiempo de cosecha y demás”.
Valentina Vázquez – alumna
Cada grupo elabora 2 o 3 vinos como parte de las prácticas productivas, generalmente con uvas de la finca Don Bosco, pero este año los jóvenes decidieron hacer un cosecha tardía, razón por la cual se necesitaba otro tipo de uvas, que pudieran esperar hasta el máximo de duración. De una finca recibieron la donación de 800 kg. de Sauvignon Blanc, los que tuvieron que ir a buscar hasta el pie de la cordillera, utilizando incluso vehículos particulares de los profesores, que acompañaron todas las etapas del proceso.
Habitualmente, “la producción final se utiliza para realizar degustaciones con los alumnos, análisis en laboratorios y cuestiones más simbólicas”, comenta el Ing. Alfredo Baroni, director de la Tecnicatura Don Bosco.
“En la misa del acto de colación se presenta como ofrenda a consagrar, se usa para el brindis del acto, y una botella por promoción queda en la cava histórica de Don Bosco cuando terminan su tesis y se reciben. Como el volumen es de 1.000 lt. aproximadamente en tintos y 500 en blancos por la capacidad de los tanques de la bodega escuela, del resto del vino, si está en buenas condiciones, se comercializa una parte bajo el nombre que decide darle la promoción y otra parte se usa para cortes con el vino de la Obra Don Bosco”.
Silvina Palacios lo define como “algo inexplicable, creo que todos tenemos las mejores expectativas. La carrera tiene muchas prácticas, pero la mayoría anhela este momento. Desde que empezamos la elaboración del sauvignon blanc fue algo especial. Compartirlo entre compañeros, con los profesores, los directivos…”
“Volvimos de la cosecha y comenzó el proceso, la molienda y todo lo que conlleva”, dice Valentina.
En el medio… cuarentena
El Ing. Baroni resalta que “si bien conseguimos un permiso especial de DGE para poder continuar con esta práctica, todo se tuvo que hacer con mucho esfuerzo, en grupos chicos de alumnos, con mucha voluntad de profesores”. Del otro lado, para los estudiantes, esto también se percibió y agradeció.
Silvana reconoce: “Estamos muy agradecidos con toda la obra en sí, tanto los directivos como los profesores que estuvieron acompañándonos, ayudándonos en momentos en que no podíamos seguir nosotros. Y ellos se pusieron el proyecto al hombro, y lo llevaron adelante, siempre contándonos todo lo que se hacía, cómo se hacía, qué se usaba. Y de esa manera nos hicieron participar en todo, fue como que estuvimos ahí gracias a ellos”.
La decisión de darlo todo
Poco a poco, se fue haciendo visible la necesidad. La cercanía de Cáritas con la Tecnicatura Don Bosco va más allá de una cuestión física (comparten edificio). En la obra salesiana se saben comunidad. “Ya habíamos probado el producto y sabíamos que era muy bueno, -cuenta el director- entonces surgió la posibilidad. Lo hablamos con el Padre Lucas y con las señoras de Cáritas, con los chicos y con los profesores, incluso con la Obra Don Bosco (porque del sector productivo se donaron las botellas y se resignó la posibilidad de venderloc omercialmente). Todos estuvimos de acuerdo, era el mejor destino que se le podía dar”.
La Obra Don Bosco tiene un canal de comercialización tradicional: el Almacén Don Bosco, donde se podrían haber vendido unas 100 botellas. Pero Cáritas por su red de contactos y significado, prevendió todas las botellas (casi 400) antes de que salieran y sin tener un espacio físico. “Nos permitió darle un sentido mucho más profundo al trabajo de los chicos y que se sintieran corresponsables de la sociedad en que participan y no meros espectadores, completa Alfredo.
Para Valentina, “este proyecto sería la culminación de muchos aprendizajes”.
“Es complicado el momento que estamos viviendo y todos necesitamos una mano de otra persona o de otro ser que quiera estar con nosotros. Quisimos estar de ese lado, dar nuestra mano, dar nuestra ayuda… y qué mejor que hacerlo de esta manera, con algo que para nosotros significa tanto y que pueda servirle a quien más lo necesite nos llena de orgullo”.
“Tampoco fue nuestra idea que se esparciera de la manera en que lo hizo esta donación”, dice Silvina. Agrega que: “no fue con esa intención sino que se dio así, se empezó a conocer de un lado a otro, empezó a salir por radio, televisión… pero agradecemos que haya sido así para que muchas personas lo tomen como ejemplo y se den cuenta que a veces con lo mínimo que podés colaborar, estás ayudando a otras personas”.
Vino a mi casa
“Juira bicho” era el nombre original del vino. Expresaba el deseo de que el virus se vaya, que la pandemia acabe. El acto de donación fue total y los chicos decidieron que Cáritas le pusiera una nueva etiqueta que reflejara su nuevo fin.
La tradición de que una imagen de la Virgen vaya visitando casa por casa a las familias significa protección y bendición para nosotros, salesianos y salesianas. De ahí el nuevo nombre, María Auxiliadora se pasea por los patios, por las calles, y hoy vino a mi casa.
Familiaridad, afecto y confianza
Desde acompañar la decisión, el seguimiento, las cosechas y todo el proceso productivo luego, el cuerpo docente “se puso la camiseta al 100%”, por eso Alejandro Rojo, también alumno, expresa su agradecimiento hacia toda la comunidad.
“Me siento muy bien, es un trato muy ameno, uno quiere estudiar ahí, le gusta. Se siente querido. Da gusto llegar y ver a los profesores, a los directivos… Yo creo que los profesores lo hacen sentir a uno querido, con ganas de estudiar, tienen mucho conocimiento, saben enseñar muy bien y están siempre encima preguntando si necesitamos algo”.
El director Baroni no se queda atrás y a corazón abierto manifiesta:
“Para mi son casi como hijos…. Me siento muy orgulloso de ellos y a veces me cuesta contener las lágrimas de alegría cuando los escucho hablar de este proyecto con el orgullo con el que lo hacen.
En la Tecnicatura Don Bosco somos como una gran familia, y sentirse apoyado y acompañado ayuda mucho.
Creo que los chicos estuvieron a la altura de los docentes, mostraron calidad técnica, aprendieron en el proceso, y sobre todo mostraron calidez humana y compromiso”.
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Por: Luciana Caprini Colaboración de: Alfredo Baroni Silvina Palacios Valentina Vázquez Alejandro Rojo Laura Perigrinelli P. Lucas Vilte
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