En este 17 de octubre, nos unimos al llamado global por la erradicación de la pobreza, convencidos de que se trata de un compromiso con la dignidad humana, la justicia social y el trabajo que transforma vidas.

Como Salesianos Argentina Norte, creemos en una educación transformadora, capaz de dignificar y generar oportunidades para todos. Una educación que, más allá de transmitir conocimientos, despierta vocaciones, abre caminos y hace posible un futuro con esperanza.

La Organización de las Naciones Unidas nos convoca este año a “acelerar las acciones mundiales para un mundo sin pobreza”, promoviendo el trabajo decente, la educación inclusiva, la equidad de género y la protección social. Desde nuestro carisma salesiano, asumimos este llamado desde la tarea cotidiana que realizamos en nuestras escuelas, talleres y obras sociales: educar para transformar.

En nuestros espacios educativos, el trabajo es parte esencial del camino formativo. Enseña esfuerzo, crea comunidad y devuelve dignidad. Como decía Don Bosco: “Trabajo y templanza son los dos mejores custodios de la virtud.”

La justicia social no se construye solo con asistencia, sino con igualdad real, participación y oportunidades concretas. Por eso, creemos que la pobreza se combate con justicia, garantizando que todas las personas —especialmente mujeres y jóvenes— puedan desarrollarse plenamente, sostenidas por redes solidarias y políticas de protección social.

Hoy renovamos nuestro compromiso de educar, acompañar y transformar la realidad desde el trabajo, la fe y la fraternidad, siguiendo el ejemplo de Don Bosco y caminando junto a quienes más lo necesitan.

Con la colaboración de Mauro Oliva miembro del Equipo de Obras y Servicios para Niños, Adolescentes y Jóvenes en Situación de Vulneración y Exclusión (OSJVE).