Ese es el nombre de la campaña solidaria que organizó la Unión de Padres del Don Bosco de San Luis para los comedores Dejando huellas y Rincón de Luz.
La Unión de Padres de Familia (UPF) del Colegio Don Bosco de San Luis realizó una campaña solidaria que se extendió durante los meses de septiembre y octubre y que reunió casi 300 pares de calzados para quienes más lo necesitan. Para quienes conforman este grupo, la colaboración y participación de toda la comunidad ha permitido el logro de los objetivos y “ha sido una inmensa alegría”.
La entrega del calzado tuvo lugar en el comedor Dejando Huellas y en la Fundación-Comedor Rincón de Luz, ubicados en la zona sur de la ciudad de San Luis.
“Pertenezco hace 5 años a la UPF, y decidí unirme junto con mi esposa en el primer año de mi hijo dentro del colegio. Nos invitaron a participar y encontré ahí un lugar para trabajar por el bien de esta comunidad salesiana donde nuestros hijos están recibiendo educación y contención.”
Así lo siente Diego Coronel, presidente de la UPF e impulsor de la campaña. En una visita a los comedores de la ciudad, las encargadas expresaron que, si bien son muchas las necesidades, el calzado es lo que más falta hace.
“Hay chicos que no tienen de ningún tipo, entonces suelen andar descalzos”.
Los padres recibieron una lista de nombres con los talles correspondientes e iniciaron la campaña.
La Unión de Padres de Familia funciona hace muchos años en el colegio salesiano. Es una asociación de voluntarios que planifican y realizan acciones puntuales de manera autónoma, como así también prestan colaboración en los eventos desarrollados por el colegio. Cada mayo, por ejemplo, realizan el clásico chocolate de María Auxiliadora para más de 700 alumnos y padres que concurren a la celebración.
Diego espera transmitir a sus hijos “los valores que realmente importan, el de la igualdad ante todo, la empatía por el prójimo, la humildad, el respeto, la solidaridad, el compromiso, el trabajo, el esfuerzo, el valor de la amistad, la gratitud siempre, y que hagan lo que los haga felices”. Este deseo lo llevó a integrarse junto a su esposa hace 5 años a la unión de padres:
“El conocer personas, chicos, familias enteras que tienen muchas necesidades y que no hace falta irse muy lejos para ver las realidades en la que viven y poder ayudar en la medida que sea posible, es algo que me llena el alma y me enriquece espiritualmente.
En la UPF encontré el lugar desde donde poder trabajar y realizar estas acciones solidarias, y lo hago con la convicción de que es el camino y que es la enseñanza para mis hijos”, concluyó.
Anterior
Siguiente
Este artículo fue escrito con la colaboración de Sonia García.