La Campaña Solidaria Salesiana es una iniciativa de la obra de Don Bosco en Chaco. Motivada por el deseo de reconocer a Jesús en el gesto de partir y compartir el pan, congrega cada sábado a unas cincuenta familias.
Antonia espera en la puerta del colegio Don Bosco junto a su hija Daniela, que sentada en las escalinatas da de mamar a una bebé de meses, mientras una niña de 5 años se recuesta en su falda. Vienen por primera vez, desde Villa Prosperidad. Una vecina les comentó que en el Don Bosco podían darles una mano. Decidieron entonces, caminar los dos kilómetros y medio que las distancian de la obra.
“Nos dieron yogurt, galletitas, leche, azúcar. Es todo justo para los chicos. Nos dieron una bolsa con útiles para la escuela también, para mi hijo de 8 años. Nosotras llegamos tarde, ya habían terminado de repartir y cuando nos vieron se ve que juntaron lo que encontraron para darnos. Agradecemos a Dios porque no nos vamos con las manos vacías”, expresó Daniela.
La Campaña Solidaria Salesiana se ha convertido en una obra concreta de la presencia salesiana de Resistencia, que asume con compromiso evangélico el cuidado del Cristo presente en los hermanos. Ya hace más de un mes, el 6 de febrero, los voluntarios retomaron la tarea de recibir y distribuir las donaciones que reciben del Banco de Alimentos y de familias de la comunidad. El director de la casa, Dr. Antonio Pedone, dice convencido que «dar gracias a Dios y partir el pan es la clave para que la solidaridad siga generando pequeños milagros en nuestra comunidad.”
Silvia es voluntaria y se encarga de organizar las bolsas con mercadería. Cuenta que la campaña ha evolucionado desde sus inicios.
«Esto empezó con la cuarentena el año pasado, cuando vimos que los jornaleros, las empleadas domésticas, no podían venir a la ciudad a trabajar. Nos organizamos y repartimos mercaderías y elementos de bioseguridad -como alcohol o lavandina- en los barrios y asentamientos donde están los oratorios.
Este año vimos que aquí cerca, gente de la zona también estaba necesitada y decidimos entregar en el colegio. Ahora comenzamos a entregar cada quince días porque hay pocas donaciones y queremos dar algo digno.”
Al inicio de la campaña, 32 familias acudían a las puertas del Don Bosco para recibir las donaciones. Hoy son casi 50 cada fin de semana.
Griselda se sumó hace 4 sábados. “Venimos desde más allá de Villa Itatí caminando unas 30 cuadras con la nena. Hoy me dieron arroz, crema, fideos, varias cosas. Nosotros estamos re agradecidos por lo que nos dan. Sabemos que mañana vamos a comer arroz con crema.”
“Vengo todos los sábados desde que empezaron a dar el año pasado- dice Antonio-. Soy uno de los trapitos que cuidan los coches acá. Vivo en Villa Don Andrés (5 km al sur).
Todo lo que nos dan sirve para la casa. Cambia cada vez, según lo que hay. Tengo dos hijas. Como está muy difícil, todo ayuda mucho”.
Necesitamos acrecentar la caridad, nuestra capacidad de partir el pan, de movilizar a otros a entregar “una esquina de su manta” que ayude a paliar la necesidad de un plato caliente, pero también la de ser visto, escuchado, reconocido, consolado.
Desde la obra estamos llamando a que más personas se sientan llamadas a participar de esta campaña solidaria para poder dar respuestas sostenidamente durante el año, como lo hemos hecho en 2020.
Vos también podés colaborar desde cualquier punto del país, mediante transferencia bancaria e informando por mail el destino de la donación.