La experiencia de la cruz de Jesús nos presenta el dolor y la muerte como consecuencia de su práctica y su modo de vida que molestaba a varios. Nos invita a la reflexión y aunque está cargada de sentido, en general suele contemplarse desde el silencio, desde la “no Palabra”. Es el silenciamiento y el abajamiento más grande que puede hacer Dios, la misma muerte del Hijo de Dios, difícil de comprender y asumirlo amigablemente.

En el acontecimiento de la Cruz, Jesús pronunció siete frases que nos pueden acompañar en estos días de camino cuaresmal a hacer que nuestra vida valga la pena y tenga más sentido.  

6. “Todo está cumplido”. (Jn 20,30)

Parece una proclama de victoria y triunfo. Su misión, como Hijo de Dios encarnado, pareciera que ha llegado a su fin. Su vida entregada cobra el sentido verdadero que tuvo su misión: debía venir el Mesías a hacer patente el cumplimiento a las promesas del Antiguo Testamento de liberar al Pueblo. De adolescente Jesús supo decirle a sus padres “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?”  (Lc.2, 49) haciendo referencia a este proyecto que iba tomando forma y haciéndose consciente en su experiencia. María y José no entendieron mucho y con el tiempo fueron encontrando la manera de acompañar a Jesús.

Y ahora, en la cruz, experimentando tanto maltrato, Jesús mira todo lo que había sucedido y con sentimientos encontrados contempla el misterio del cumplimiento de las promesas y el sentido más profundo de su existencia. Jesús llega a esa instancia por permanecer fiel al deseo de Dios de promover vida en abundancia para todos, especialmente para los más desfavorecidos por el sistema político y religioso…

¡Quién pudiera decir, al final de su vida, estas mismas palabras: ¡Misión cumplida! Aquello para lo que me diste la vida, para lo que me trajiste a este mundo, está cumplido. No hay manera más hermosa de dar la vida cotidianamente que ésta.

Si yo hoy me preguntara: ¿cómo he cumplido esa misión de Dios para mi vida?, probablemente toda respuesta sería insuficiente y me dejaría ese sabor a poco. Para vivir el momento final con esa conciencia, existe un camino que se construye todos los días, paso a paso. Estamos en camino y la tarea está en juego, basta que nuestra decisión no sea andar en la vida a medias, poner todo de vos, todos y cada día.

Para mirarte y mirarnos…

  • Cumplir la tarea… Jesús estaba entregando en el instante final de su vida todo lo que había hecho. ¿Sentís que lo que haces puede ser una ofrenda? ¿Te parece que lo que crees hacer bien por otros es una bendición?
  • ¿Sentís que Dios te encomendó una tarea? ¿Cómo podes ir descubriendola?
  • ¿Cómo vives tus días en lo cotidiano? ¿Pones todo de vos en las cosas que haces o vivís, o lo haces a medias, como haciendo la plancha?
  • Hay muchas fuerzas encontradas, aun dentro nuestro, que no nos dejan ser fieles a lo que nos proponemos…  ¿por qué doy lugar más a mi pereza, a mis miedos, a mis ambiciones desmedidas, y no al amor permanente de Dios?

Por: P. Javier Bonechi SDB