[vc_row][vc_column][vc_column_text] A un día del estreno de la primera ficción salesiana argentina, Luis Manchini nos comparte cómo ve hoy su último papel, el de enfermero santo.[/vc_column_text][vc_column_text]
Su nombre es Luis Manchini. Porteño de nacimiento y actor desde que su abuela a los siete años lo llevaba a distintos festivales de teatro. A los dieciséis ya integraba algunos elencos y comenzó a especializarse en este arte de la mano profesores que lo fueron guiando en su larga trayectoria.
Hoy tiene cincuenta y nueve años y tres hijos y la actuación sigue siendo su eterna pasión, su profesión y su medio de vida.
Pero cuando Luis pensó que había visto todo, en una ocasión se presentó a un casting para una película y su director era un “cura” salesiano.
El mismo que días después lo llamó para darle la noticia que interpretaría el papel principal, un enfermero de la Patagonia declarado Beato en el año 2002.
Y así fue que un día Luis, de madre católica y padre ateo, se transformaría en Artémides Zatti, un hombre que lo marcaría para siempre. [/vc_column_text][vc_column_text]¿Imaginó alguna vez interpretar la vida de alguien vinculado a la fe?
A decir verdad, no es la primera vez que interpreto a alguien que tiene que ver con el ámbito de la iglesia. A los 15 años hacía teatro en la capilla a la que asistía mi madre y tuve que interpretar a algunos santos como San Gabriel de la dolorosa, entre otros.
Y por esas cosas de la vida, más de cincuenta años después me encuentro cara a cara con Artémides Zatti.
[/vc_column_text][vc_column_text]¿Qué sintió luego de la llamada del P. Cámpoli confirmando su papel?
Bueno, cuando me llamó Ricardo me agarró un miedo atroz. Era un desafío y una gran responsabilidad. He tenido muchos personajes a lo largo de mi vida, pero este era especial.
La persona de Zatti y su historia me generaba algo distinto dentro mio.
Encima yo estaba trabajando en el sur en Epuyén a un kilómetros del Bolsón, no tenía internet ni señal de nada por lo que tuve tres meses en un trabajo de introspección conectado con la naturaleza y con esa imagen que me hice de Zatti en el casting, de un hombre cercano y que tenía un gran cariño y amor hacía los demás.
[/vc_column_text][vc_column_text]¿Cómo fue trabajar con gente vinculada al ámbito salesiano?
Increíble. Había un grado de responsabilidad, profesionalismo y cariño por lo que se estaba haciendo que me motivó mucho y me ayudó a dar lo mejor de mi. Desde el primer día sentí que me cuidaban y ese cariño traté de reflejar en mi trabajo. Ahí experimente ese acompañamiento salesiano en el que todos trabajamos codo a codo, siendo muy distinto a esa imagen de personas vinculadas a la iglesia que yo tenía.
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¿Cómo fue el proceso de ponerse en la piel del personaje?
En principio me estudié su historia, su vida y no me resultó muy difícil meterme con su esencia, era un hombre que todo lo hacía con amor, una mirada, un gesto, una palabra.
Ese era mi desafío, conectarme con la esencia de Zatti, que implicaba también conectarme con esos valores que muchas veces estaban relegados o dormidos en mi vida. Y uno prioriza otras cosas sin darse cuenta que lo verdadero, estar con el otro, atenderlo, cuidarlo. Sentir y brindar ese amor.
Y traté de conectarme de esa manera, sumado al profesionalismo del resto de los actores que me ayudó a profundizar en el personaje.
[/vc_column_text][vc_column_text]¿Y cómo hacía para estar en personaje día a día?
El teatro es distinto al cine, en el primero hay que vivir el aquí y el ahora mientras uno actúa con esa verdad escénica. Pero en el cine hay una cámara que no es ese otro, pero al ver el contexto, el trabajar con los actores, y el cuidado de los técnicos eso me ayudó mucho a ir metiéndome en el personaje.
Hubo una muy especial, (…) donde yo tenía que conectarme con el otro actor con lo que me estaba pasando internamente, y era muy fuerte, el amor y el cuidado del otro fueron parte esencial en la interpretación dia a día.
[/vc_column_text][vc_column_text]¿Cómo fue su trabajo con el director después que supo que era sacerdote?
(Risas) El trabajo con él fue muy bueno y profesional. Mientras grabábamos nunca lo vi en su rol de sacerdote, para mí era el director y yo escuchaba todas sus sugerencias y puntos de vista que me sirvieron para hacer cada escena. También hubo muchos momentos fuera de cámara donde nos pusimos a hablar de religión y me gustó poder compartir esos momentos con Ricardo.
[/vc_column_text][vc_column_text]¿En la vida de Luis Mancini hoy sigue repercutiendo la vida de Zatti?
Por supuesto, muchas cosas. Especialmente lo que buscaba este hombre, conectarme con amor con la gente que me rodea, más en estos momentos que nos toca vivir en el que los enfermeros por pura vocación dejan todo en los hospitales.
¡Hoy Zatti está más vigente que nunca!
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Por: Carlos Llorens
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