Salta. A pocas cuadras del centro de la ciudad, en calle Caseros 1250, cuando transcurren los últimos momentos de la tarde, después de que las “mochilas-carrito” dejaron de sonar en las veredas y la Parroquia despidió a los fieles tras la misa de 19.30, los alumnos de los talleres comienzan a llegar. Vienen de distintos barrios y zonas, la mayoría pobres; algunos ni siquiera terminaron el colegio. Pero están ahí porque quieren hacer algo con sus jóvenes vidas.

El Centro de Formación Profesional San José funciona en el edificio del Colegio Salesiano “Ángel Zerda”, brindando formación gratuita a jóvenes y adultos en situación de marginalidad. Al igual que los otros 13 centros del mismo tipo distribuidos por todo el país (Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Mendoza, Corrientes, Formosa, Tucumán y Santiago del Estero) toma la educación como herramienta transformadora de la realidad, como modo de inclusión social.

La finalidad de este proyecto, que está avalado por el Área de Planificación y Desarrollo de la Inspectoría Argentina Norte, es “reducir la desocupación y la precariedad laboral de varones y mujeres que, por su situación de vulnerabilidad socio económica, no pudieron acceder o finalizar su educación básica y cualificarse en un oficio”, según señala la propia oficina.

 


“El espacio ofrece una propuesta socio-educativa de capacitación no formal que permite a sus destinatarios participar de un espacio de contención y capacitación real y con rápida salida laboral, haciendo realidad la propuesta educativa-pastoral salesiana, que pone en marcha la promoción de los más pobres. Asimismo, se ofrece a todos los participantes un refrigerio que completa la propuesta de formación y acompañamiento.”


 

 

 

 

 

 

La apertura del Centro de Formación San José en 2015 fue una respuesta, desde el carisma salesiano, a la difícil situación laboral que atraviesa la provincia y al pedido del Papa Francisco de “ser una Iglesia en salida” que incluya, achique distancias y se involucre en obras y gestos concretos para acompañar a los más necesitados. Desde entonces pasaron por esta escuela cientos de jóvenes y adultos que lograron desafiarse y superarse a sí mismos, elevar su autoestima, su confianza, su espiritualidad, sus posibilidades laborales y su calidad de vida.