El Club Don Bosco es un testimonio de perseverancia, arraigo comunitario y amor por el deporte. Desde sus humildes inicios hasta su reciente participación en un torneo internacional, esta institución ha logrado consolidarse como un espacio de integración y desarrollo deportivo.

El sueño de un Club.

El origen del Club Don Bosco se remonta a 2008, cuando un grupo de jóvenes Mallinistas y Exploradores se organizó para competir en la liga universitaria. “En un principio no nos llamábamos Don Bosco. Era Chelsy, luego Branca, y finalmente en 2012 adoptamos el nombre actual”, explica Esteban Burgoa, Presidente del club, haciendo referencia al año que aparece en el escudo.

El gran salto llegó cuando comenzaron a participar en torneos organizados por FEFUSA (Federación de Fútbol de Salón de Argentina) y, más tarde, se integraron a la liga sanjuanina de futsal. En 2019 obtuvieron su personería jurídica, un hito que marcó un antes y un después. Desde entonces, el club ha crecido hasta albergar más de 500 personas, entre niños, jóvenes y adultos mayores de 65 años, que practican deportes como fútbol, futsal, handball, vóley, ajedrez y taekwondo.

Al estilo salesiano.

El espíritu de Don Bosco impregna cada aspecto de la vida del club, aunque muchos de sus integrantes no provengan del ámbito salesiano. La presencia de salesianos en el club ha sido fundamental para fortalecer su identidad y sentido de comunidad. A través de su acompañamiento cercano han logrado transmitir los valores de Don Bosco a los miembros del club.

Desde bendecir las camisetas antes de los partidos hasta participar activamente en los eventos deportivos, los SDB han sido figuras clave en la vida del club. Acercarse a un entrenamiento o a mirar un partido contribuyó a construir un ambiente de familia.

Los integrantes del club, aunque no todos provengan del ámbito salesiano, han integrado estas tradiciones y valores como parte de su experiencia. Actividades como el ‘Campeonato Don Bosco’ y las oraciones previas a los partidos son solo algunos ejemplos de cómo el espíritu salesiano está presente en cada rincón del club.

El equipo de Pastoral: un acompañamiento integral.

Este año, el Club Don Bosco dio un paso más en su misión de formación integral, incorporando un equipo de pastoral que ofreció diversas charlas y actividades educativas. Se organizaron charlas específicas para técnicos y delegados, y otras abiertas para los jugadores y público en general. Durante el año, se trabajaron temas clave como el Aguinaldo de Don Bosco, el Sistema Preventivo en el deporte, y cómo actuar en casos de violencia de género, abuso o maltrato infantil. Además, se brindaron conferencias de profesionales como un cardiólogo, quien habló sobre la muerte súbita, y expertos en kinesiología, nutrición, psicología deportiva y coaching.

El club también cuenta con una estructura organizativa que incluye la comisión directiva, además de los delegados, quienes cumplen un rol fundamental. No solo asisten a las reuniones de las diferentes ligas, sino que se acercan a los chicos para brindarles un oído atento y acompañarlos en su crecimiento. Junto a la comisión directiva, buscan soluciones para ayudar a los jóvenes en su formación deportiva y personal.

Un Torneo para Recordar

Recientemente, el club participó en un torneo internacional en Valle Fértil. La invitación, aunque inesperada, fue recibida con entusiasmo. “La invitación llegó con poco tiempo de preparación, empezamos a buscar los medios más económicos para poder viajar. Los chicos terminaron viajando en colectivo de línea, llegaron a las seis después de cuatro horas y media de viaje, dejaron las cosas en la parroquia del Valle y salieron hacia la cancha a jugar su primer partido que era a las 20 horas”, detalla Burgoa.

En el torneo participaron equipos locales y seleccionados de Perú y Ecuador. Don Bosco compitió con sus equipos sub-13 y sub-17. Sobre la experiencia, Burgoa comenta: “Los chicos que eran los principales protagonistas la pasaron muy bien, se divirtieron, se hicieron amigos de los jugadores de otros países, también contaban que cuando terminaban los partidos venían los niños a pedirles foto, autógrafos y les pedían el Instagram”. Como broche final, el equipo sub-17 se consagró campeón.

Sueños por cumplir.

Pese a los logros alcanzados, el club aún tiene un sueño por cumplir: contar con una cancha propia. Actualmente entrenan en el colegio, pero los partidos oficiales suelen disputarse en horarios en que el espacio no está disponible. “Una cancha propia permitiría ser locales en futsal, vóley y handball, además de recibir a más chicos que quieran sumarse”, concluye Burgoa.

El Club Don Bosco no solo ha demostrado ser un ejemplo de amor al deporte deportivo, sino también un modelo de inclusión, arraigo comunitario y formación integral. Y, como el mismo Don Bosco enseñó, sigue mirando hacia adelante con fe y esperanza en los sueños por cumplir.