La cena, que ya es tradición cada 23 de diciembre en el Ángel Zerda, se realizó nuevamente gracias a la cooperación de toda la Familia Salesiana.
Por: Luciana Caprini
A mediados de diciembre es común ver que los miembros de la comunidad del Ángel Zerda, en Salta, siguen entrando y saliendo de la casa, trasladando donaciones, ultimando detalles. La Navidad con Jesús ya es tradición para quienes se acercan a las misas, para estudiantes y docentes, jóvenes del MJS, cooperadores, consagrados… todos juntos llevan adelante esta propuesta “de servicio y puertas abiertas”.
Gimena Carrizo recuerda que la primera Navidad con Jesús se concretó en 2016, “con la fuerte invitación de ser iglesia en salida y poder brindar compañía a quienes pasan solos el tiempo de Navidad: personas en situación de calle, hogares e instituciones con las que trabajamos a lo largo del año”.
Desde entonces, la iniciativa se repitió cada diciembre. La pandemia supuso un corte en esta actividad -como sucedió con tantas otras- pero aún así la comunidad buscó maneras de encontrarse con ese Jesús que buscan y anhelan. “El año pasado -cuenta Gimena- visitamos hogares de ancianos y nos quedó pendiente la cena navideña. Este año decidimos retomar la propuesta desde sus orígenes y abrir las puertas de la casa para brindar una cena digna y festiva en torno a la Navidad”.
Además, “quisimos acompañar el trabajo que viene haciendo la fundación Manos Abiertas”. Por eso fueron invitados especiales junto a otros jóvenes y adultos del macrocentro y los barrios periféricos de Salta.
Este relato sintetiza y muestra con claridad algunos sentires de la propia comunidad organizadora. Así fue, en palabras de la educadora Silvina DelPrado, la Navidad con Jesús 2022.
Octubre. Empezamos a pensar en la Navidad con Jesús. ¿Qué queremos? ¿Cuál es el sentido? Salir al encuentro con los que menos tienen, compartir, servir a Jesús en los pobres ¡Que renazca la caridad entonces!
Los preparativos comienzan con tiempo… ¿Qué preparamos? ¿Dónde lo hacemos? ¿Quiénes vienen? ¿quiénes salen al encuentro para invitar? El 23 de diciembre nuestra casa es de ellos.
Es tiempo de Navidad es época de reflexionar. Entender que la esencia de la fiesta está en celebrar y compartir el nacimiento de Jesús en familia, con amigos ¿Y por qué no con los olvidados, los que viven en la calle, los indigentes, los indefensos, los empobrecidos, los abandonados, los que pasan hambre? Jesús los eligió y como Él, nosotros también, como opción preferencial. Dar la mano y acoger, servir, escuchar. Sin duda, el regalo más valioso que podemos ofrecer.
La caridad se hizo presente en cada donación, en cada gesto, en cada servicio, en el tiempo donado; salesianos sacerdotes y hermanos, docentes, familias, jóvenes comprometidos sin esperar absolutamente nada a cambio… o sí: ver el rostro de Jesús en cada uno de ellos.
Un aula, el ropero solidario, la generosidad de la gente. Otra aula, los bolsones navideños, las chombas nuevas y elegantes esperando a sus dueños.
El quincho, la cocina, donde tantas manos solidarias y generosas prepararon la cena con el ingrediente esencial: Amor. ¡
El patio, el Parque de María Auxiliadora, el espíritu navideño, la alegría, la oración, un rosario.
Las galerías, Jesús mismo en cada mesa, en cada niño, mujer y hombre. Como en el pesebre, rodeado de jóvenes y adultos que lo eligieron, que le brindaron su cariño y amor.
La música también llena las almas de espíritu navideño.
Sus regazos, sus costados, llenos de bolsas. Los regalos que eligieron y recibieron. En sus cuellos un rosario. Valentín no lo tenía. Pedía por uno pero ya no quedaban. Llegó entonces un denario dorado, para él de oro. Emocionado y agradecido lo recibió. Alguien más quería uno igual. Y María Auxiliadora lo donó.
La cena termina, la gente comienza a partir, no sin antes haber recibido de ellos su agradecimiento y sus bendiciones. Y nosotros, con los corazones felices de verlos disfrutar de una noche distinta… y entender que cada 23 de diciembre, la Navidad se puede convertir en algo distinto.
Feliz Navidad!