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Las noticias sobre los incendios nos invaden y preocupan actualmente como jóvenes. Sin embargo, es un hecho que se viene dando hace muchos años ya.
Gargantas irritadas, poca visibilidad, accidentes de tránsito, olor a quemado, nubes de humo que tapan el sol, cortes de agua, fauna autóctona migrando. Estas son algunas de las repercusiones que tienen los incendios en nuestro día a día, y es ahí donde nos preguntamos: ¿Qué está pasando?
El 99% de los incendios son producto de la actividad humana, y esto es algo que se comienza a normalizar en nuestra sociedad. Como jóvenes nos compete hacer visibles estos hechos y darles la importancia que necesitan, para así transformar nuestra realidad y evitar estos actos perjudiciales.
En los últimos 30 años, se quemó más del 70% de las sierras cordobesas. En tanto la zona del Delta del Paraná llegó a las 267 000 hectáreas afectadas durante la primera quincena de septiembre, según el seguimiento del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF).
Los hechos en cuestión también son frecuentes en países hermanos. Según un informe presentado en la Cumbre Indígena de Pueblos Indígenas, en Lima, Brasil ha degradado 34% de su territorio amazónico y Bolivia hizo lo mismo con 24% del suyo. En Norteamérica y en otros continentes, los incendios también están afectando el medioambiente. En España más de 33.000 hectáreas fueron calcinadas en dos pavorosos incendios en la Vall d’Ebo (Alicante) y en Bejís (Castellón).
¿Por qué se generan los incendios?
Las causas más comunes nos llevan a una ambición por el desarrollo agropecuario e inmobiliario. Los incendios generan un suelo libre de leyes de protección, propicio para que dichas actividades se desarrollen.
¿Cómo es la dinámica de incendio en un ambiente semiárido como el de Córdoba? En primavera/
verano las lluvias incentivan al crecimiento de la vegetación, generando una acumulación de biomasa. En otoño/invierno parte de la vegetación caduca deprende sus hojas, secándose en el suelo y la otra parte de la vegetación simplemente se seca. Este último ciclo vuelve a la vegetación susceptible a incendiarse.
En ciertos casos, el incendio como perturbación ecológica forma parte del ciclo natural de algunos ecosistemas para renovarse. De hecho, hay semillas que necesitan de incendios para germinar. Este panorama no es el caso de nuestro ecosistema ya que no lo necesita. La frecuencia de los incendios tanto en Córdoba como en el litoral inevitablemente está modificando el paisaje de forma abrupta.
Cuando estos incendios son de alta intensidad y frecuencia, vencen a la resistencia estructural y resiliencia funcional del sistema, lo que transforma un bosque en pastizal y/o matorral. Si prestamos atención, gran parte de las sierras cordobesas se componen por pastizales y matorrales, debido a incendios anteriores, donde en la mayoría de los casos debería haber bosques. Aclaramos que el matorral o pastizal existe en nuestro ecosistema y está bien que así sea siempre que se localicen en su justa medida en las áreas nativas. Los pastizales y matorrales son más inflamables, por lo tanto, su presencia aumenta la frecuencia de incendios forestales.
Una vez que se da el incendio, el terreno queda sin vegetación, en especial sin especies nativas. Las especies nativas son importantes porque justamente están adaptadas para vivir en el ecosistema adecuado y surtirse de él. Cuando aparecen especies exóticas (como el pino) se reduce hasta en un 70% la diversidad de aves, así como la diversidad de hongos, animales y demás vegetales. Además, consumen más agua y dependiendo de la especie, pueden ser más inflamables. Este hecho modifica los servicios ecosistémicos del ambiente, es decir el servicio que da el ciclo del ecosistema al ambiente, como por ejemplo las lluvias.
Actualmente, la situación nos invita a difundir las actividades incendiarias para que se hagan eco en las redes y como actores activos de esta sociedad podamos contribuir a una concientización. Ya se consumieron los recursos de la tierra previstos para todo el año, es decir en términos de patrones de consumo de recursos, ya pasamos el límite de la huella ecológica prevista.
¿Qué podemos hacer?
Desde nuestro lugar invitamos a realizar una reflexión crítica de los hechos y apoyar a las entidades que cotidianamente trabajan para apagar los focos de incendio forestal. Mas allá de eso, la contribución con el medio ambiente tiene que ser una cuestión ética de cada uno, que nos incentive a consumir menos recursos, a reflexionar sobre como impactan nuestros hechos en la sociedad y en el medio ambiente.
Nos animamos a cuidar nuestra casa común.
Equipo de Juventudes Radio Argentina
Agradecemos profundamente a los medios digitales que se involucran en la difusión de estos hechos y reflexiones. También queremos agradecer al estudiante en ciencias biológicas, Juan Pablo Pasetti, quien asesoró al equipo de Juventudes Radio para generar esta nota y se compromete desde su posición con el medio ambiente. Por más bibliografía contactá al equipo de Juventudes Radio Argentina.
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