Porque es nuestra genética, aquella que nos marca: el Oratorio es el gran invento venido de Dios que Don Bosco nos regaló y que muchos de estos jóvenes misioneros llevan a otras Parroquias, pueblitos y barrios. Y porque, como nos compartía el Hno. Fernando, la amabilidad salesiana, hecha de cordialidad, buen trato, sencillez y cercanía es el primer anuncio del amor de Jesús a cada niño, niña, adolescente y joven.
Y dando gracias por este encuentro vivido invitamos a concluir con esta oración pidiendo que la opción misionera se haga cotidiana en cada uno de nosotros: