La celebración fue presidida por el P. Horacio Barbieri, inspector de ARN y acompañada por el P. Darío Perera, inspector de ARS, otros Salesianos de Don Bosco, familiares y amigos.

La profesión perpetua de dos jóvenes salesianos de Don Bosco implica la aceptación de un llamado, de una misión que es encomendada. La respuesta, personal y libre, es motivo de fiesta. 

Así lo vivieron este fin de semana Hugo Harrington y Mauricio Calgaro, quienes emitieron votos perpetuos en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Villa Luzuriaga, Buenos Aires. Acompañados de sus familias, amistades y hermanos de Argentina Norte y Sur, los jóvenes llevaron «a plenitud la consagración bautismal» en la Eucaristía celebrada durante la tarde del sábado 24 de septiembre. Presidió el Inspector de ARN, P. Horacio Barbieri sdb.

Aquí estoy, envíame

Toda la liturgia acompañó la fiesta por la profesión de estos hermanos, que con vocación misionera, dicen sí a una vida entregada a Dios, desde el carisma de Don Bosco. Tras expresar su deseo de consagrarse plenamente, Mauricio y Hugo recibieron junto a la asamblea, las palabras del P. Horacio.

En su homilía, el inspector enfatizó en que la profesión no es un acontecimiento aislado, sino parte de un proceso. 

 

«Las opciones vitales no se concretan de un día para otro y tampoco se improvisan.»

«Ustedes recorrieron un camino de discernimiento -les dijo- para saber de verdad quiénes son, quién los está llamando y a qué misión. Y estas no son cosas teóricas». Destacó además la presencia activa y la disponibilidad a lo largo de todo el camino:

«Fueron respondiendo como Samuel, que dice ‘aquí estoy para hacer tu voluntad’, con un amor cada vez más grande. Ahí aparece la misión.»

 

La opción por el servicio y el estar a la mano se hace visible en los lemas de profesión elegidos por cada uno de los jóvenes:

Hugo López Harrington: «Lávense los pies unos a otros» (Jn. 13,14)

Mauricio Calgaro: «A Jesús hay que darle lo mejor» (Artémides Zatti)

 

Luciana Caprini