Fotografía: Hno. Grabriel Osorio
El 12 de junio es el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Esta es una práctica muy extendida, en especial en los ambientes de bajos recursos.
El trabajo infantil es una realidad que afecta el potencial de la infancia y la adolescencia porque perjudica el desarrollo físico y psicológico de millones de niños. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define al trabajo infantil como todo empleo realizado por un niño, niña o adolescente (por debajo de la edad mínima legal de admisión al empleo) que interfiere en su derecho a la educación obligatoria, en su tiempo de juego o descanso.
En Argentina, el trabajo de niños y adolescentes menores de 16 años está prohibido por ley (Nº 26.390/2008) y constituye un delito penal para quienes sacan un provecho económico de la situación (Ley Nº 26847/2013). Además, desde 2016 existe un listado de trabajo infantil peligroso.
Al ser una problemática de alcance global, las organizaciones internacionales como la OIT y la ONU luchan junto a los estados nacionales por lograr la erradicación definitiva del trabajo infantil mediante la implementación de un plan internacional que propone y lleva a cabo relevo de datos y estadísticas, análisis e informes, evaluación de procesos, cursos y jornadas alusivas.
Como salesianos, esta temática nos toca las fibras más íntimas de nuestro carisma. Don Bosco creía que todos los niños y jóvenes debían, en primer lugar, sentirse amados para desarrollarse felices y de forma plena. Luego, todos los recursos deben ser puestos a disposición para su formación integral.
Esto es lo que hace MISIONES SALESIANAS, una entidad sin ánimo de lucro que trabaja para la promoción, protección y educación de los niños, niñas y jóvenes más vulnerables. Tomando la educación como herramienta principal, su objetivo es la creación de un mundo más justo y humano desde los jóvenes, niños y niñas que adquieren una capacidad transformadora de la sociedad en su contacto con el Sistema Preventivo de San Juan Bosco. Este consiste en educar a través de la razón (el diálogo), el amor (el trato amable y respetuoso) y la religión (el anuncio del mensaje evangélico). Sin embargo, no olvidan que la misión fundamental es la evangelización al servicio del ser humano: El mandato del Evangelio de difundir valores como la paz, la solidaridad y la justicia social.
No caben dudas de que, continuando con el apoyo a los proyectos e iniciativas internacionales y además cuidando y prestando atención a las situaciones más cotidianas que podemos encontrar en las calles o incluso en nuestros propios patios, todos podemos contribuir a la consecución de estos fines, para que nunca más un pibe tenga que salir a trabajar si no es por sus sueños.
Fuente: Organización Internacional del Trabajo