La raccolta differenziata de la vida: separar, aprender y transformar
Llegando casi a fin de año, y pensando un poco en nuestros estilo, ritmo y actitud de vida, me surgió una imagen que espero (me y nos) ayuden. Es que alcanzado el fin de un año, se dice que es “tiempo de balances”. No soy de la idea de lo que mostraba aquella publicidad de cerveza allá después de Pandemia de que “había que quemarlo todo” porque ese año “así lo pedía”. En cambio, soy más del parecer de lo que dice Mamerto Menapace: “Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son.”[1] Lo vivido en un año “marca”, y más si son experiencias que nos tocaron profundamente.
Pues bien, la imagen que se me vino para pensar estos balances es la de la “raccolta differenziata” o lo que se suele llamar también reciclaje. Pero, sin querer ser autorreferencial ni hacer ningún alarde a lo ajeno, permítanme no traducir esta palabra y dejarla en su mismo italiano, porque ahí creo se contiene un mensaje para cada uno/a.
La raccolta differenziata en Italia es una práctica bastante extendida desde 1988, con marco legal del 1997 y 2006, y consiste en clasificar y distribuir en diferentes contenedores los residuos: seco, plástico, metal, vidrio, papel, papel sucio. Creo que esta práctica virtuosa nos ayuda a vivir el fin de año, los finales, los cierres.
A fin de año se respira un “acelere importante”, lo que se lleva a distintos planos de nuestra vida. Una posible consecuencia de ello y mirando el año vivido pudiera ser que porque estoy acelerado/a “meto todo en la misma bolsa…” y entonces generalizo, simplifico…y ¡chau! Justamente, la idea de la raccolta diferenziata es lo contrario: clasificar, distribuir… Entonces deteniéndome a mirar el año vivido pensaré: “esto es mío”, “esto ha sido un límite propio”, “esto ha sido algo externo”, “esto ha sido valioso”, “esto alimentó mi egoísmo”, “esto fortificó mi entrega cotidiana” y así… No hablamos de aquel vicio de quien anda por la vida clasificando “a los demás por sus ideas, por sus costumbres, y hasta por su forma de hablar o de vestir.” (GE 71). Incluso, puede haber vivencias difíciles de “clasificar”, pero hasta ellas, debamos tratar y poner nombre.
La raccolta diferenziata no pide solo “tirar y listo”. Por ejemplo recomienda aplastar, no estrujar; enjuagar antes de tirar; separar los componentes de materiales diversos: la tapita de aluminio del vasito de plástico del yogurt, quitar la tapita de plástico de la caja de leche, eliminar los plásticos trasparentes de los materiales antes de tirarlos…[2] De la misma manera, y ayudados por estos pequeños trabajos manuales, como artesanos debamos meter mano incluso dentro de hechos, situaciones y procesos de lo vivido este año que requieran tales trabajos.
Las dudas acerca de esta práctica siempre aparecen: por ejemplo se la cuestiona en sí misma; o si hay alguien que controla que los residuos sean separados correctamente; o si es verdad que en realidad después juntan todos los residuos en el mismo lugar de vertido final; o que para qué la fatiga de separarlo en casa si las cosas no cambian mucho… Pues bien, a ello se puede responder por ejemplo que el plástico reciclado se usa para diversas construcciones urbanas en casas, plazas y otros espacios; cerca del 90% del cartón proviene del reciclado; con un kilo de vidrio reciclado se puede producir otro kilo de vidrio sin necesidad de agregar otro material. Todo esto nos indica verbos ricos en significado para aplicar a nuestra vida: “reciclar”, “recuperar”, “iniciar transformaciones”, “tratamiento”, “regeneración”, “nuevas oportunidades”. Como dice la Palabra: “de las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas” (Isaías 2,4).
Como recordaba Benedicto XVI “necesitamos un lugar sin el bombardeo permanente de imágenes, donde crear un espacio de silencio para reabrir nuestro corazón a la imagen verdadera y a la palabra verdadera”[3]. Creo que uno hace “raccolta diferenciata” no tanto para ver qué más le puede sacar a la vida (GE 174) ni para quedarse en diagnósticos excesivos (EG 50) que “termina(n) saturando y obnubilando, en una especie de contaminación mental” (LS 47). En cambio, con una mirada honesta, y ampliando esa mirada más allá de uno mismo hacia los demás y desde sus creencias espirituales buscamos agradecer, pedir perdón, crecer desde lo que verdaderamente nos hace seres humanos porque lo vivido ha sido mucho y merece ese respeto hasta casi sagrado que la misma vida reclama.
Juan Pablo, Córdoba, 28/11/2024
[1] Extraído de https://www.danielcolombo.com/balance-del-ano-por-mamerto-menapace-monje-benedictino/ [Consultado el 28 noviembre de 2024 19.00 hs.]
[2] Extraído de https://www.pampanorama.it/magazine/il-valore-della-raccolta-differenziata-in-italia [Consultado el 27 noviembre de 2024 18.33 hs.]
[3] Citado por L. Fiorani, El sueño de Francisco. Pequeño manual (científico) de ecología integral), 2021, 31.