Un mes pasó desde aquellos días que encontraron a las juventudes argentinas en Rosario de Santa Fe. Entusiastas, conmovidos, ansiosos por renovar la historia. Hoy, ellos llevan 30 días trabajando por ese propósito que los impulsó a comprometerse con su realidad más cercana y a tomar la iniciativa para mejorarla.
La Pastoral Nacional de Juventudes hace lo propio desde su lugar, con acciones concretas por cambiar el mundo de la mano de Jesús:
- Los directores del equipo organizador se reunieron para evaluar ecos y resonancias del Encuentro, como así también planificar la próxima Asamblea Nacional.
- Se renovó el equipo de coordinadores generales.
- Ya está en marcha la planificación logística e institucional para la próxima Jornada Mundial de la Juventud a celebrarse en Panamá el año próximo.
- En redes sociales persiste la difusión de frases y fotos, para que los jóvenes no olviden lo vivido sino que la experiencia del encuentro los impulse a continuar sus tareas de apostolado.
Con la ayuda del Santo Papa, los obispos y sacerdotes, la juventud argentina quiere caminar de la mano con un solo objetivo, que aprendió en el II Encuentro Nacional de Juventud:
renovar la historia.
La siguiente es una crónica de lo vivido los días 25, 26 y 27 de mayo de 2018 en la Ciudad de Rosario – Santa Fe.
El feriado patrio y la quietud de fin de semana largo en Rosario se ven interrumpidos por una masa de jóvenes que llegan con bombos y banderas, bolsos, mochilas, gorras, remeras con frases y rostros, una sonrisa gigante, ojos bien abiertos y todas las ganas de hacer lío.
Las aulas vacías van cambiando los bancos por bolsas de dormir y las calles del centro se preparan para un tráfico inusual. Son mil, dos mil, cinco, diez… llegarán a congregarse más de 18.000 bajo el lema “Con vos, renovamos la historia”. Y sumarán 50.000 cuando caminen bajo una misma bandera albiceleste.
Apenas termina el desayuno, es tiempo de dividirse en grupos de trabajo por edades. Las comunidades se disgregan y parten a las “sedes de trabajo”: parroquias y colegios en los que se llevarán a cabo todas las actividades de reflexión y puesta en común durante las primeras horas del día.
En las sedes de trabajo hay abrazos, hay reencuentros. También algunas miradas perdidas. La primera consigna del bloque FASCINAR consiste en mirar un video y compartir, en grupos de entre 10 y 15 jóvenes, con qué partes uno se identifica. El video es una recopilación de tomas de jóvenes caminando, tomando mate, compartiendo retiros, hablando, animando una misión, un grupo de catequesis o un espacio recreativo.
De inmediato los encuentristas logran reconocerse allí, la gran mayoría forma parte de grupos parroquiales y ya conoce la experiencia de la misión y el apostolado. Los más chicos no pueden creer que hablan con desconocidos acerca de lo que les apasiona, de lo que constituye una parte íntima en su vida, con total soltura, como si fuesen mejores amigos.
El manual del encuentrista, que cada uno recibió junto al “Kit del encuentrista”, indica que el segundo paso es responder a la siguiente pregunta:
“¿Qué te fascina de ser joven?”
Acto seguido, el Salmo 139 se convierte en el punto de partida para recordar esos momentos en los que es posible ver la presencia real de un Dios que ama y acompaña a cada uno.
La canción “No tenemos miedo”, de Filocalia, cierra el primer bloque de trabajo y se convierte en invitación y motivación:
“Ya no podemos por la gracia del Señor, permanecer indiferentes. Ya no podemos resignarnos al dolor, a la miseria, a la muerte…”
El primer almuerzo, momento esperado por todos, transcurre entre risas y charla. El llamado de los animadores da por concluida la hora de la comida y prometen que para el próximo encuentro se contemplará un espacio de siesta (aplausos).
El segundo momento lleva por nombre ESCUCHAR. La propuesta es trazar un mapa de los lugares que cada uno frecuenta, para identificar necesidades y problemas en cada uno de ellos. Luego, la pregunta es: ¿Qué dicen las personas que frecuentan estos lugares acerca de la juventud? Y los jóvenes, ¿qué dicen de ellos mismos?
Llegado el momento de compartir las reflexiones personales y grupales, los testimonios interpelan, acusan, alientan a la acción. En distintos tonos y con las diferentes palabras que caracterizan a cada región, los jóvenes hacen crítica y autocrítica. Las conclusiones se plasman en carteles y tarjetas que llevarán y entregarán por las calles rosarinas.
“Los jóvenes son de quien los ilumina y ama”
Y entonces una avalancha celeste y blanca inunda Rosario. Parten del Monumento a la Bandera y al grito de “sí a la vida” emprenden rumbo al Hipódromo de la Ciudad.
La Peregrinación por la Patria se convierte en una marcha multitudinaria que reúne a todos bajo la bandera que nos identifica como argentinos. En el trayecto, se escuchará más de una vez el Himno Nacional ante el aliento y los aplausos de los vecinos que contemplan la ola albiceleste desde los balcones de Av. Pellegrini.
Ese 25 de mayo hay fiesta en el Hipódromo. Y se nota en los rostros, en los cantos y bailes, en los abrazos que intentan hacer desaparecer el frío vespertino.
La artista plástica Marina Viviana de Mercedes, los coordinadores de la Pastoral que organizó el primer encuentro en 1985 Gustavo Mangish y Ana Spinelli, los actuales coordinadores de la Pastoral Juvenil Argentina Mariano García y Diana Fanlo y la banda Filocalia son las figuras en el Acto de Apertura.
Monseñor Eduardo Martin, arzobispo anfitrión, celebra la misa de inicio junto a obispos encargados del área juvenil y el arzobispo de Panamá (sede de la próxima JMJ) Mons. José Domingo Ulloa.
Y aunque el sábado hay que levantarse temprano, muchos encuentristas se quedan en el primer momento cultural.
DISCERNIR es el tercer bloque de trabajo en las parroquias. Comienza el sábado 26 después del desayuno con la lectura de Mc. 8, 22 – 26: “La curación de un ciego”.
Como gesto, los jóvenes se mojan los párpados entre ellos para “limpiar la mirada”. Después, para ampliar la visión, se hacen presentes los disertantes de las distintas charlas (protagonismo juvenil, compromiso sociopolítico, vocación, familia, redes sociales, adicciones).
Para finalizar el bloque y dar lugar al almuerzo, la invitación consiste en definir los siguientes conceptos y escribir como los soñamos a futuro: Dios, iglesia, sociedad, mundo, jóvenes y pastoral juvenil.
La canción “Calle Belén” de Eduardo Meana da inicio al último momento de trabajo. En este punto, los jóvenes están tan compenetrados con la actitud orante que aun cuando la grabación deja de sonar, ellos continúan cantando:
“Vengan a mí, estoy aquí. Tu calle es Belén, soy Dios-a-tu-lado.
A acariciarme ven.”
El compromiso es el punto cúlmine, el resultado de haber visto y tomado conciencia de las situaciones críticas que exigen reflexión y trabajo en conjunto. Cada encuentrista asume así una realidad como propia y se propone firmemente hacer algo para mejorarla, para CONVERTIR.
El espacio de transformación de la realidad reúne a todos los encuentristas nuevamente en el Hipódromo. No es más -ni menos- que una muestra, una exposición de fundaciones, organizaciones y proyectos que buscan lo mismo que este encuentro: renovar la historia. Por último, el mensaje del Papa Francisco y una sentida adoración eucarística cierran la tarde. Las lágrimas ya son incontenibles.
El propio Hipódromo, el Club Provincial y el Club Atlético Newells Old Boys son las tres opciones para los miles de jóvenes que participan de los actos culturales el sábado por la noche. Bandas, solistas, magos, actores y bailarines brindan sus shows a una juventud que rechazó la salida al boliche para venir a celebrar a Cristo este fin de semana en Rosario.
El domingo amanece perezoso. Las jóvenes manos enrollan las bolsas de dormir y guardan todo lo que quedó afuera de las mochilas. Es el último día del ENJ.
Pero antes del regreso se produce un último encuentro entre las delegaciones que pertenecen a una misma región. El bloque de trabajo regional responde a las necesidades de cada rincón de la Argentina, por eso las modalidades son diversas. Lo único común es la alegría, las ganas de compartir y de poner manos a la obra ante las carencias observadas en el propio contexto. Para ello también sirve este espacio, en el que los encuentristas son invitados a compartir con gente de su misma provincia, o provincias cercanas, como piensan convertir sus realidades.
El acto y la misa de cierre, los deseos de paz, los abrazos entre nuevos y viejos amigos, los cantos, los bailes, los gritos, los saltos y la Proclama Final redactada por los jóvenes son la mejor síntesis de todo lo vivido en estos intensos tres días de Encuentro Nacional de Juventud.