¿Qué nos motiva a pasar horas en redes sociales? ¿Qué hace que miremos un video tras otro, incluso cuando ya sabemos que deberíamos parar?
Se habla mucho de la dopamina, pero ¿qué es exactamente y qué tiene que ver con nuestro consumo digital?

La dopamina es una sustancia que produce nuestro cerebro cada vez que experimentamos algo que nos gusta o nos genera expectativa. Es parte del sistema que nos impulsa a buscar recompensas, a repetir lo que nos resulta placentero.
Sin ánimos de hacer neurociencia, podríamos decir que es el motor del deseo y la motivación. El problema aparece cuando ese circuito se activa sin descanso: cuando todo el tiempo buscamos pequeñas dosis de satisfacción que se agotan rápido.

Las redes sociales están diseñadas para eso. Cada “me gusta”, cada video, cada mensaje nuevo provoca un estímulo que el cerebro interpreta como recompensa. Así, sin darnos cuenta, quedamos atrapados en un ciclo de gratificación inmediata. Cuanto más recibimos, más necesitamos. Lo que antes nos llenaba; leer, conversar, crear algo; empieza a parecer lento o aburrido frente a lo que es instantáneo.

Pero no toda dopamina es igual. También la liberamos cuando aprendemos algo nuevo, cuando trabajamos en algo, cuando compartimos con otros, cuando ayudamos o creamos. Esa es una dopamina más lenta, más profunda, que no depende del impacto sino del sentido.

El desafío no pasa por apagar las pantallas, sino por reentrenar el deseo: buscar placer en lo que nos hace crecer, en lo que requiere tiempo, presencia y entrega. 

Jesús y Don Bosco nos enseñan con su testimonio que la verdadera alegría no se encuentra en lo inmediato, sino en lo que se construye con paciencia, trabajo y entrega. Ambos supieron descubrir gozo en el servicio, en el encuentro con los demás y en la confianza en Dios. Su ejemplo nos recuerda que lo que de verdad nos hace bien suele requerir tiempo y compromiso, pero deja una satisfacción más honda y duradera.

En un mundo que nos entrena para buscar recompensas inmediatas, quizás el camino sea volver a elegir aquellas que dejan huella y nos transforman.