El pasado 29 de noviembre, la Casa Pastoral Monseñor Enrique Angelelli, celebró con mucha alegría el 10° Tantanakuy. Esta palabra, heredada de nuestros pueblos originarios, que significa “encuentro”, nos inspira a vivir la comunidad y a seguir tejiendo vínculos que fortalecen la vida compartida.
El evento tuvo lugar en la Comunidad Niño Alcalde, sede del equipo Cuidadores de Esperanza, uno de los cinco programas que animan la vida de la Casa Pastoral. Este espacio está destinado a talleres socioeducativos y capacitaciones para la formación laboral, y se ha convertido en un verdadero punto de apoyo para las familias de los barrios.
“Hace ya algún tiempo nos propusimos que este encuentro pudiera crecer y transformarse en una celebración que abrace toda la vida que acontece en Casa Angelelli” nos comentó Alejandro, miembro de la comunidad.
El patio y la calle estaban bellamente adornados con banderines realizados por personas de las comunidades eclesiales de base. Cada taller y cada programa de la Casa Pastoral preparó su propio stand, donde se compartió lo aprendido y lo vivido. “No buscamos mostrar productos terminados, sino procesos: caminos que hablan del esfuerzo, la creatividad y la esperanza que vamos construyendo entre todos y todas” , completó Alejandro.
La actividad comenzó pasadas las 19hs, con la apertura a cargo de la nueva murga, “La Real Angelelli”, nacida en uno de nuestros oratorios, “El patio de encuentro”. Luego se presentaron los talleres de folklore y de circo para las infancias, llenando el ambiente de color, ritmo y entusiasmo.
A medida que la tarde —calurosa como sólo una tarde riojana puede ser— avanzaba, y la noche traía un respiro fresco, fueron pasando por el escenario los distintos talleres, mientras se entregaban los certificados a todas y todos los participantes.
Un momento especialmente emotivo fue el reconocimiento a quienes, con su entrega silenciosa, sostienen la esperanza en cada comunidad. Este año los homenajeados fueron Mary, coordinadora y acompañante histórica de la CEB´s Niño Alcalde; a Miguel, tallerista de ajedrez; y a Cristina, quien durante años llevó adelante el espacio de alfabetización y forma parte del equipo técnico del programa “Cuidadores de Esperanza”.
Una pequeña lluvia llegó para aliviar el calor riojano, pero no detuvo la fiesta. La noche cerró entre cantos, bailes y la alegría compartida de reconocer todo lo bello que acontece y crece en los distintos espacios.
En tiempos en los que tantas realidades nos fragmentan, el Tantanakuy vuelve a recordarnos que la fuerza más profunda nace siempre del encuentro. Que cuando nos reunimos, cuando compartimos nuestros aprendizajes, nuestras búsquedas y nuestras fragilidades, descubrimos que nadie camina solo/a. Cada taller, cada abrazo, cada palabra dicha desde el corazón es un puente que tendemos hacia el otro, un puente que sostiene, que abriga y que abre posibilidades nuevas.
Celebrar juntos/as es un acto de esperanza. Es la certeza de que la comunidad sigue siendo el lugar donde la vida se renueva, donde nos fortalecemos mutuamente y donde podemos soñar, una y otra vez, con futuros más humanos y más justos.
Con la colaboración de Alejandro Gross Brun.