El 26 de junio se conmemora el Día Internacional de la lucha contra las adicciones, como Familia Salesiana no podemos ser indiferentes frente a una problemática que atraviesa la vida de muchos jóvenes y sus entornos. Desde nuestro carisma, estamos llamados a pensar la prevención no como una estrategia puntual, sino como una forma de estar, de acompañar y de construir comunidad.
Por eso, compartimos cinco claves para mirar esta realidad desde la espiritualidad de Don Bosco. Son caminos profundamente humanos y evangélicos que orientan nuestra acción educativa y pastoral frente a los consumos problemáticos. Claves que nacen de la experiencia, y que hoy siguen interpelando nuestras casas, oratorios y grupos.
Casa
Un lugar donde no te piden estar bien para quedarte
En la lógica salesiana, prevenir es generar pertenencia. Quienes consumen no son el problema: el problema aparece cuando no encuentran un lugar donde quedarse cuando ya no pueden más.
Don Bosco no fundó instituciones frías, sino hogares vivos, donde cada joven pudiera sentirse parte, aun en su fragilidad. Revisar si nuestros espacios son casa, incluso para quienes llegan rotos, es el primer paso para prevenir.
Escucha
El silencio también puede ser un grito
La escucha es el primer gesto de ternura. Escuchar lo que se dice y lo que no. Muchas veces, el consumo nace de un dolor silenciado, de un grito sin respuesta.
Jesús tocaba a los impuros con ternura, no con miedo. Así también estamos llamados a acercarnos a quienes sufren: no con juicio, sino con amor que restaura. Acompañar empieza por estar, sin interrumpir ni aconsejar. Solo escuchar ya es sanar.
Alegría
No la que tapa, sino la que arraiga y sostiene
El consumo anestesia. La alegría, cuando es verdadera, sana. Pero no hablamos de euforia vacía, sino de la alegría profunda que nace del vínculo, de sentirse querido y valorado.
Una pastoral preventiva se construye desde la experiencia del encuentro, de actividades significativas, de pasatiempos que alimenten el alma. Un “me importás”, un “gracias” o un “acá estoy” puede sostener más que muchas palabras.
Acompañamiento
Estar sin invadir. Cuidar sin exigir
Prevenir es caminar al lado del otro, incluso cuando no sabemos cómo hacerlo. La compañía fiel, silenciosa, sostenida, puede ser un verdadero remedio frente al dolor.
Don Juan Vecchi recordaba que “prevenir es también impedir la ruina definitiva de quien ya está en el mal camino.” No somos salvadores, pero nuestra presencia puede frenar una caída. A veces, solo quedarse ya es un acto de amor.
Comunidad
Donde alguien me busca si falto. Donde no me echan cuando estoy mal
Es falso que “antes no había consumo”. Lo que había era expulsión, exclusión, silencio. Hoy, el desafío es construir comunidades donde la fragilidad no excluya, sino convoque al cuidado.
La comunidad preventiva no es la que tolera “a pesar de”, sino la que abraza “por eso mismo”. Pensá en alguien que se alejó. ¿Cómo podríamos volver a incluirlo? La comunidad es también ese gesto.
Sigamos siendo casa y comunidad para quien lo necesita, frente a las situaciones de consumo, el carisma salesiano nos recuerda que prevenir es amar con hechos: con presencia, con paciencia, con ternura concreta. No se trata de buscar soluciones mágicas, sino de generar vínculos auténticos que sostengan.
Para más recursos y propuestas formativas, seguí al Equipo Nacional Salesiano de Prevención y Consumos Problemáticos en @ensa.arg.