“Ansioso de verles crecer cada día en entusiasmo y en méritos ante Dios, no dejaré de sugeriles de vez en cuando los diferentes medios que crea oportunos para hacer más fructíferos sus apostolados. Entre éstos, el que yo quisiera recomendarles con todas mis fuerzas, para la gloria de Dios y la salvación de las almas, es el de la difusión de buenas lecturas”.