El 9 de mayo el Papa Francisco ha publicado La esperanza no defrauda, Bula de Convocación Del Jubileo Ordinario 2025 donde invita a todo el mundo a vivir un año de gracia. Cada 25 años la Iglesia propone este gran evento como lo fue en el 2000, donde el jubileo conmemoraba el aniversario del nacimiento de Jesús y nos recordaba cuán profundo es el amor de Dios por nosotros, amor que culminó en la Encarnación. Pero como recordamos hace poco en el 2015, hemos vivido el jubileo de la Misericordia, un jubileo llamado extraordinario porque fue una iniciativa del Papa Francisco con la finalidad de manifestar y facilitar el encuentro con el Rostro de la misericordia de Dios.
El año Santo 2025 está en continuidad con este camino eclesial y el Papa en esta oportunidad nos propone reflexionar desde nuestro ser peregrinos de esperanza. La esperanza entonces constituye el mensaje central de este jubileo. El Papa afirma que en toda persona anida la esperanza, tiene expectativas, espera que algo bueno suceda. Pero también es cierto que en este complejo contexto que estamos viviendo a nivel mundial, podemos encontrar personas, o nos puede pasar a nosotros mismos, que miremos el futuro con desánimo y con pesimismo, como si nada pudiese cambiar. La propuesta entonces es que podamos vivir este Jubileo 2025 como una oportunidad para reavivar nuestra esperanza. Como nos enseña San Pablo la esperanza cristiana no engaña ni defrauda, porque se funda la certeza de que nada ni nadie podrá separarnos nunca de su amor divino.
Que podamos disponernos personal y comunitariamente para vivir este momento tan importante donde estamos llamados todos los cristianos a sintonizar nuestro corazón con Dios Padre para recuperar la confianza necesaria —tanto en la Iglesia como en la sociedad— en los vínculos interpersonales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la dignidad de toda persona y en el respeto de la creación.
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Con la colaboración del Hno. Fernando Saade.