El padre y amigo de los jóvenes recibe su homenaje en una obra artística emplazada en el Centro de Exalumnos salesianos de Paraná.
La obra dedicada a San Juan Bosco se encuentra en el Centro de Exalumnos Salesianos de Paraná y se suma al proyecto «La simbología de la Iglesia que mira al sur», impulsado por el artista Alejandro Marmo y aprobado por el Papa Francisco.
Marmo, nacido en Buenos Aries en 1971, es artista plástico desde su juventud. Trabaja con obreros y personas que pertenecen a sectores socialmente excluidos, tomando como materia prima elementos de fábricas abandonadas del conurbano bonaerense.
Su objetivo es acercar e integrar a la gente a través del arte como representación de una cultura.
Esta idea nació a mediados de los años ’90 bajo el nombre de «Arte en las fábricas». Las obras que resultan de este proyecto son emplazadas en espacios públicos, dado que para el artista es ahí donde toman verdadera dimensión, al mismo tiempo que los creadores refuerzan así el sentido de pertenencia con el trabajo artístico realizado.
Posteriormente y con la aprobación del Papa surgió el proyecto: «La simbología de la Iglesia que mira al Sur». Se trata del emplazamiento de obras de arte que representen advocaciones populares de la fe por diferentes puntos de América Latina. Ellas tienden puentes, conectan entre sí y con el Vaticano, centro de la fe católica en el mundo. Por eso, en noviembre de 2014 se instalaron en los jardines de los Museos Vaticanos dos obras del mismo autor: La Virgen de Luján y una escultura de la serie «Cristo Obrero».
Alejandro Marmo documenta la vida de personas comunes, santos, religiosos, y personajes que han cambiado el rumbo de la historia con sus ideas y su valentía para llevarlas a cabo.
Su objetivo es múltiple, elevar el alma del hombre para que sea mejor, mas sensible, para que aumente su humanidad con la virtud y el conocimiento. En una trama de hilos, hojas y hierros, surge su tan anhelada visión de un arte cultura convertido en un encuentro de personas de toda la tierra.
Su arte está arraigado en la vida porque su propósito es transformar y mejorar a los seres humanos.