Los salesianos en formación de la casa Miguel Rúa de Córdoba empezamos, desde el año pasado, a separar y gestionar nuestros residuos. Por un lado, los materiales inorgánicos como cartones, vidrios, “tetrabricks” o plásticos; y por otro, los residuos orgánicos que en gran parte, son reaprovechados para hacer compost y fertilizar las plantas del parque. La iniciativa surgió por simples ganas de hacer algo comunitario para sumarnos a la oleada de acciones ecológicas que se viene gestando, cada vez más, desde las juventudes. Pero, con el paso del tiempo, fuimos adentrándonos en la temática y tomando conciencia de las fuertes implicancias que tiene la basura en la problemática ambiental por la que estamos atravesando.
Sabemos que el tema de la basura es una de las grandes cuestiones a resolver en términos socioambientales. Somos un país que produce, en promedio, 1,15 kilos de desechos diarios por habitante, lo que equivale a casi 45.000 toneladas diarias para el total de la población y alrededor de 16,5 millones cada año. Al mismo tiempo, existen 5000 basurales a cielo abierto, lo que significa, en promedio, más de dos basurales por municipio (datos del Min. de Ambiente y Desarrollo Sostenible). En este marco, entendemos que si queremos realmente tener impacto, debemos organizarnos bien y trabajar en red. Por eso, decidimos vincularnos con una cooperativa de trabajo llamada Recical, que funciona hace 11 años en la localidad La Calera de Córdoba.
En 2020, esta cooperativa recuperó, entre agosto y diciembre, 3570 kilos de materiales que fueron compactados y llevados a una planta de tratamiento para ser procesados y transformados en un material que vuelve al mercado, formando así una economía circular. Esta actividad genera trabajo genuino para 15 familias, enciende redes de colaboración entre los vecinos y nos hace comprender que reciclar es algo que va mucho más allá de una acción individual y que la salida al problema ambiental es siempre comunitaria y social.
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